sábado, 2 de febrero de 2013

Dime espejito: ¿Quién es la más bella del reino?

La malvada reina del cuento de Blancanieves no podría resolver su duda sobre quién es la dama de mayor belleza en el reino porque, aunque se pusiera delante de la Panasonic Lumix GF5 y repitiera hasta la saciedad la pregunta sobre el famoso dilema, no habría respuesta. Y es que la cámara no tiene "espejito".

En los últimos meses hay una verdadera ofensiva para promocionar las cámaras sin espejo -que sí llevan las réflex (SLR)-, que tienen la posibilidad de usar varios objetivos de distinta distancia focal.
Algo más que una compacta pero menos que una SLR.Esta cámara de Panasonic, de muy reciente aparición, se inscribe dentro de las cámaras micro 4/3 que están presentando una seria batalla para hacerse un hueco entre las compactas y las réflex. Un camino que no es sencillo.
Un cámara micro 4/3 tiene el tamaño de una compacta, es decir se puede llevar en el bolsillo, pero tiene objetivo intercambiable, y nunca mejor dicho porque se pueden usar indistintamente los de las distintas marcas que fabrican este tipo de cámaras.
Como siempre sucede en estos casos se ha abierto un debate, quizá un poco bizantino, sobre la necesidad del espejo.
En realidad esa discusión posiblemente preocupe poco al usuario que accede a este tipo de cámaras, ya que lo que valora es un buen resultado final más que diatribas tecnológicas.
La Lumix GF5 se adapta perfectamente al guión: es manejable, eficaz y, una vez que el usuario conoce su manejo, disfruta bastante con ella.
Se podría haber incluido un visor, que no sería en realidad nada más que una pantalla pequeña porque, al no tener espejo, no se puede ver directamente las imágenes a fotografiar como en las réflex.
Tiene la posibilidad de usarse en modo automático total o bien pasar a modo manual, con control de velocidad y obturación, además de la elección de la sensibilidad (ISO) desde 160 hasta 8.000.
Y también optar entre prioridad de obturación o de velocidad.Además se pueden elegir varias formas de captura de escena, incluida la monocromática (blanco y negro), filtros, retoques sobre la propia pantalla, etc.
El usuario también puede optar entre usar la función táctil sobre la pantalla, para la mayor parte de las operaciones, o usar un sistema más tradicional mediante una rueda (menú) situada a la derecha de la pantalla que, por cierto, es bastante grande, con lo que se facilita la visión.
La calidad de la fotos es alta aunque, evidentemente, no es una réflex, ni lo pretende. Se pueden archivar en formato RAW, aunque en ese caso se perderá bastante capacidad de almacenaje en la tarjeta de memoria.El objetivo inicial es un vario 3.5/14-42 motorizado .
Es un gran angular muy bueno, pero se queda corto en el zoom. La óptica es Leica, habitualmente usada por Panasonic. El flash cumple, pese a que parece un poco endeble y la batería tiene una duración más que aceptable.
En resumen, se puede decir que la firma japonesa sigue la estela de la serie G, con la introducción de algunas mejoras sobre su precedente la G3 dentro de ese campo de las cámaras sin espejo que aunque lamentablemente no despejen las dudas de la madrastra de Blancanieves, sí servirán para despejar otras.Este modelo, cuya denominación exacta es Lumix DMC GF5 EF-K tiene un precio que oscila entre los 440 y los casi 600 euros. EFEtxr/vmg

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