domingo, 8 de julio de 2012

Pese a protestas, muchos quieren el polémico proyecto Conga en Perú

Una leyenda en una pared del pueblo andino Celendín en Cajamarca, Perú el 5 de julio de 2012 tras enfrentamientos entre la policía y los lugareños por la instalación de un proyecto minero. (AFP | str)El proyecto minero Conga en el norte de Perú, que ha desatado fuertes protestas la últimas semanas que dejaron cinco muertos, tiene apoyo en muchos pobladores de esta región, una de las más pobres del país, que ven el emprendimiento como una tabla salvadora para subsistir.
El controvertido proyecto aurífero de la minera estadounidense Newmont, que podría implicar el secado de cuatro lagunas altoandinas y su reemplazo por reservorios de agua artificiales, desató esta semana las mayores protestas contra el gobierno de Ollanta Humala.
"La inversión de Yanacocha -la empresa minera que controla Newmont- es la más importante que existe en Cajamarca en las últimas dos décadas", dijo a la AFP Luis Guerrero, ex alcalde y figura del Colectivo por Cajamarca que agrupa a comerciantes y vecinos de la ciudad que están a favor del proyecto.
Guerrero refuta a los opositores al proyecto, que sostienen que el agua de la ciudad, de 230.000 habitantes, está contaminada por la minería, aunque admite que contiene un mínimo porcentaje de aluminio no letal.
"Falta agua para Cajamarca? El agua es contaminante? No, hay aluminio en el agua pero por debajo de los estándares internacionales", indicó el ex alcalde.
Guerrero dice que la minería es una cuestión de Estado y que el aporte que representa en términos del PIB para Perú es mayor de lo que brindan la agricultura y la ganadería.
"La agricultura y la ganadería de la sierra (los Andes, a la que por geografía pertenece Cajamarca) están condenadas a la pobreza", enfatiza.
En el caso de Conga -dice Guerrero- se mezclan muchos intereses de tipo político electoral de los líderes de la protesta: "la historia de que el agua se va a acabar en los cerros es un cuento con el que se engaña a la gente pobre".
Entre los comerciantes de Cajamarca -que soportó una huelga parcial de más de 30 días hasta el martes último, cuando el gobierno decretó el estado de excepción y envió a las fuerzas armadas para controlar el orden público- el sentimiento también es de satisfacción por el proyecto.
"Mis ventas bajaron un 30% desde noviembre pasado, cuando empezaron las protestas, y hemos tenido pocos clientes desde entonces", dijo a la AFP Andrea, responsable de una pequeña tienda de artesanías hechas a mano.
La huelga golpeó en especial al turismo en esta ciudad histórica de Perú, donde se inició la conquista española en 1533 con la ejecución del inca Atahualpa, último emperador del imperio incaico.
"En estos días tenemos apenas 10 visitantes por día cuando lo normal son 60", aseguró a la AFP José, el guía del "Cuarto del rescate", el famoso recinto de 40 metros cuadrados y 3 de alto que el inca Atahualpa prometió a los españoles llenar de oro a cambio de su vida.
"No estamos en contra de la minería sino de la contaminación causada por las mineras", señaló por su parte a la AFP Gladys, propietaria de una flota de camionetas todo terreno que alquila a los turistas que visitan esta región.
Lo que sorprende en Cajamarca es que si uno recorre la ciudad sólo encuentra a su paso carteles y banderas verdes -símbolo de los ecologistas- en rechazo al proyecto Conga. No hay un solo cartel a favor.
"Hay gente a favor, una mayoría silenciosa, gente sencilla que no sabe organizarse ni hacer política", responde a la AFP vía la red social twitter Germán Merino.
Este sábado en Bambamarca, ciudad del departamento, las autoridades sepultaron a la última víctima de las protestas, en presencia del presidente regional de Cajamarca y líder de las protestas Gregorio Santos.
La tensión podría amainar a partir del lunes, cuando la Iglesia Católica inicie en Cajamarca su labor facilitadora de un diálogo entre el gobierno y los líderes antimineros que exigen la inviabilidad del proyecto.
Cinco muertos, 45 heridos y 25 detenidos es el balance establecido por las autoridades regionales de las protestas ocurridas desde el martes.
Una leyenda en una pared del pueblo andino Celendín en Cajamarca, Perú el 5 de julio de 2012 tras enfrentamientos entre la policía y los lugareños por la instalación de un proyecto minero.

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