En una presentación paralela a la Conferencia Río+20 en Brasil, en un evento organizado por el Consejo de Administración Forestal, la científica de CIFOR Amy Duchelle dijo que los marcos de trabajo
ECOticias.
Los modelos para la gestión de bosques por pequeños agricultores
y comunidades necesitan ser replanteados, si se quiere que la
certificación tenga éxito – herramienta clave para asegurar la gestión
sostenible de los bosques – de acuerdo con los científicos del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR).
En una presentación paralela a la Conferencia Río+20 en Brasil, en un evento organizado por el Consejo de Administración Forestal,
la científica de CIFOR Amy Duchelle dijo que los marcos de trabajo y
modelos actuales para la gestión de los bosques con frecuencia no
reflejan la realidad en el terreno.
El Consejo de Administración Forestal (FSC, por sus siglas en inglés)
es una entidad que supervisa la certificación de productos forestales
para que los consumidores puedan estar seguros que dichos productos
están siendo gestionados de manera responsable. La creciente demanda de
productos certificados crea un incentivo para que los propietarios y
administradores de bosques empleen mejores prácticas sociales y
ambientales.
FSC cuenta con sistemas bien desarrollados para bosques gestionados
comercialmente – pero ha sido más complejo formalizar las formas en que
las comunidades han gestionado los bosques por cientos de años.
“FSC ha desplegado esfuerzos importantes para tratar de involucrar a
los pequeños agricultores – han habido muchas iniciativas piloto y se ha
obtenido algunas lecciones útiles”, dijo Duchelle.
“Estos logros no se pueden descartar debido a algunos casos
frustrantes – pero existe la necesidad de reconocer que los sistemas
formales, incluyendo las políticas de silvicultura, con frecuencia están
totalmente fuera de sintonía con las realidades locales”.
“No podemos forzar a las comunidades a que actúen como empresas”.
Las incómodas nueces de Brasil bolivianas
Un caso frustrante investigado por CIFOR –
un bosque de nueces gestionado por la comunidad en el norte dela
Amazonía boliviana – demuestra porqué la formalización de la tenencia
habitual, sin hablar de la certificación completa, puede ser una tarea
difícil.
Este bosque no cuenta con certificación de FSC – pero destaca algunas
de las razones porqué la certificación todavía está lejana para muchos
bosques gestionados por la comunidad.
Tradicionalmente cada familia en la comunidad cosechaba en un grupo
particular de árboles de castañas– pero cuando el control sobre los
bosques fue transferido oficialmente por el gobierno boliviano a la
comunidad, el mapa de títulos formales aisló a muchas familias de sus
árboles.
El cálculo del gobierno para el título de la comunidad se basaba
en500 hectáreasde árboles para cada familia, lo que creó una expectativa
equivocada de que las parcelas individuales serían delineadas, y el
temor de que las familias podrían perder el acceso a sus áreas
habituales.
“Las denuncias de robos de nueces entre los miembros de la misma
comunidad en esta región fueron bastante altas, las que nosotros
atribuimos – por lo menos en parte – a la inseguridad asociada con la
formalización de los derechos de propiedad habitual”, dijo Duchelle.
Adicionalmente, si las castañas en este bosque fueran a ser
certificadas por FSC, bajo la ley boliviana la comunidad requeriría un
plan de gestión forestal que ordena zonas rotativas ´de no extracción´, o
dejar seis por ciento del área sin tocar para fines de conservación.
Sin embargo, la investigación de CIFOR ha
mostrado que esto no tiene nada que ver con la ecología de la nuez de
Brasil o con prácticas de gestión local, y ocasionaría más conflictos,
ya que una familia necesariamente perdería si sus árboles fueran
declarados parte de la zona ´de no extracción´.
“Esto realmente no funciona – la ley y la realidad local no coinciden
y la certificación FSC para las castañas de Brasil en Bolivia no ha
despegado”, dijo Duchelle.
Nuevo paradigma
Duchelle explicó que ejemplos como este refuerzan la necesidad de cambiar nuestro enfoque.
“Necesitamos construir algo más genuino, basado en lo que realmente está sucediendo en el terreno”, dijo.
“Estamos desencantados al ver que el modelo existente para la gestión
forestal por parte de la comunidad fracase una y otra vez – las
familias se salen de los programas, se gastan decenas de millones de
dólares en áreas pequeñas, y ¿cuál es el impacto real de todo ese dinero
y trabajo?”
“Si bien esta cantidad de iniciativas ha sido fundamentalmente importante para el aprendizaje, quisiéramos ver algo mejor”.
Este nuevo paradigma es un trabajo en curso, pero bajo el liderazgo
del científico senior Peter Cronkleton, CIFOR se ha embarcado en un
esfuerzo para empezar a repensar el modelo para la gestión de los
bosques por pequeños agricultores y comunidades.
“Es realmente importante mirar varias décadas atrás y observar el
trabajo de gestión forestal por las comunidades, es momento de
consolidar las lecciones aprendidas en todo el mundo sobre estos
ejemplos diferentes”, dijo Duchelle.
“Estamos reuniendo a un grupo creativo de pensadores para tratar de
avanzar y establecer algunas nuevas formas de pensamiento acerca de
estos problemas”.
Un elemento clave es reconocer la diversidad de los grupos locales que gestionan los bosques y los recursos forestales.
“Estas personas son madereros, recolectores de productos forestales
no maderables, productores de carbón, agricultores, pescadores,
agricultores forestales, y muchos de ellos son todas estas cosas al
mismo tiempo, porque la mayoría de estas actividades son estacionales”,
dijo Duchelle.
“Hablamos de millones de personas, y es muy difícil categorizar a este grupo”.
Duchelle manifiesta que esto significa que necesitamos cuestionar nuestros supuestos.
Explicó que “los tipos de productos forestales usados por los
pequeños agricultores, su participación local en los mercados, las
clases de toma de decisión que hacen estas personas, pueden no caer en
los casilleros que hemos tratado de crear – por ejemplo, las personas
pueden no estar tomando decisiones colectivamente, a pesar de que
queremos que lo hagan”.
“Estamos tratando de repensar algunos de estos supuestos y paradigmas
y tratar de avanzar a partir de ello, para que podamos involucrar
realmente a la población local en la silvicultura en una manera que
funcione”.
El caso de robos de castaña de Brasil se comenta en un trabajo publicado por Amy Duchelle y sus colegas en la revista Ecología y Sociedad en 2011.
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