Un ambicioso proyecto que busca consolidar un gran
corredor biológico desde México hasta Argentina puede convertirse en la
salvación del jaguar, el felino más grande del continente y que se
encuentra en peligro de extinción.
El proyecto es impulsado por la organización no gubernamental
Panthera, que se dedica a proteger a los felinos salvajes en el mundo y
que esta semana firmó con el Gobierno de Costa Rica un convenio para
amparar el corredor biológico que atraviesa este país.
El objetivo, dijo Salom, es conectar los bosques de los 18 países
latinoamericanos donde habita el jaguar para que las poblaciones del
felino entren en contacto, haya intercambio genético y se garantice así
su salud, reproducción y supervivencia.
"La iniciativa trata de conectar las poblaciones del jaguar desde
México hasta Argentina. Hemos identificado núcleos de población
saludables y el reto es cómo lograr una conectividad de los jaguares de
una población a otra a través de corredores biológicos", comentó Salom.
"El jaguar ha perdido más del 50% de su territorio original, pero los
estudios en genética que hemos hecho nos han dado una luz de que
todavía se mantiene una conectividad entre los jaguares de México y
Argentina, a pesar de que en muchos países la cantidad de bosque ha
disminuido", expresó.
El biólogo explicó que en México y Guatemala la organización apoya a
científicos locales, mientras en el resto de países de Centroamérica
Panthera tiene activos programas para la conservación del jaguar, con
excepción de El Salvador donde, dijo, el felino se ha extinguido.
"A veces la gente oye hablar de extinción y piensa en cien o mil
años, pero es algo que ya está ocurriendo con el jaguar en algunos
lugares", afirmó Salom, quien dijo que en Latinoamérica aún hay una
población "importante" de esta especie, aunque no está cuantificada.
El ingreso del ser humano al hábitat del jaguar es una de las
principales amenazas para la supervivencia del felino, a la que se une
la deforestación y la cacería, incluso la de sus principales presas,
como los venados, cerdos salvajes y otros mamíferos.
El corredor biológico latinoamericano está acompañado por programas
específicos como educación a los ganaderos y agricultores para que sepan
como actuar en caso de que un jaguar o un puma ataque a sus animales o
cultivos, cosa que sucede con frecuencia debido a la invasión humana al
territorio natural de los grandes felinos.
Otra de las iniciativas de Panthera es efectuar un estudio genético
del jaguar en Costa Rica por medio de la recogida de heces o tejido con
la ayuda de un perro entrenado específicamente para hallar las excretas y
que ha sido bautizado como "Google" por su gran habilidad de búsqueda.
Este estudio es efectuado en conjunto con el Museo de Historia
Natural de Nueva York y la escuela de Biología de la estatal Universidad
de Costa Rica, y sus resultados estarán listos este año, dijo Salom.
"En las heces quedan células del intestino y de ahí podemos extraer
el ADN y estudiar cómo está la población, si está muy saludable o si
existe mucha endogamia", explicó el investigador.
Aunque no hay un dato preciso, el biólogo dijo que tomando en cuenta
algunos censos, la población de jaguares en Costa Rica podría alcanzar
entre 400 y 700 ejemplares, aunque reconoció que es un dato poco
preciso.
El convenio firmado esta semana con el Gobierno de Costa Rica
pretende consolidar la colaboración y crear un marco de trabajo y una
estrategia específica de conservación que se espera replicar en los
demás países de la región para la protección del felino más grande de
América.
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