El reciente
estudio realizado por científicos de la Universidad de Michigan, EEUU,
sobre la biosfera profunda, revela que en el subsuelo existe una
comunidad de organismos similares genéticamente pero que viven en lados
opuestos del mundo.
ECOticias.
Las primeras formas de vida en el planeta podrían haberse
originado a grandes profundidades y no en la superficie de la Tierra
como se creía hasta ahora, apunta una investigación sobre la biosfera
profunda.
Según recientes estudios, es probable que microbios capaces de
vivir y reproducirse a unos cinco kilómetros de profundidad terrestre
hayan sobrevivido en completo aislamiento de la biosfera de la
superficie durante millones, tal vez incluso miles de millones de años,
señala el diario británico 'The Independent'.
El reciente estudio realizado por científicos de la Universidad de
Michigan, EEUU, sobre la biosfera profunda, revela que en el subsuelo
existe una comunidad de organismos similares genéticamente pero que
viven en lados opuestos del mundo.
PODRÍA HABER EVOLCUIONADOD E UN ANCESTRO
El parecido global de una forma tan aislada de vida sugiere que
pueden haber evolucionado directamente de un ancestro común que vivió en
el período en el que la vida en la Tierra se originó, hace unos 3.500
millones de años.
Los científicos creen que la vida podría haber nacido en pequeñas
grietas de rocas subterráneas y que no fue precisamente la energía de la
luz del Sol lo que la creó, sino el combustible químico en forma de
hidrógeno y metano que se produce en ciertos tipos de roca a altas
temperaturas y presiones.
El hallazgo de una comunidad global de microbios estrechamente
relacionada en la biosfera profunda respalda la idea de que la vida no
se originó en el denominado caldo primordial de la superficie de lagos y
mares, sino en diminutas fisuras llenas de agua ubicadas en rocas
subterráneas, ha afirmado el investigador Matt Schrenk de la Universidad
Estatal de Michigan, en EEUU.
"Es fácil entender cómo aves o peces pueden ser similares cuando
les separa una gran distancia, pero supone todo un desafío para la
imaginación pensar que existen microbios casi idénticos separados por
más de 16.000 kilómetros en grietas de rocas a profundidades, presiones y
temperaturas extremas", ha señalado Schrenk.
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