Desde siempre
hemos conocido los beneficios que nos aporta la medina natural. Los
pueblos indígenas, grandes sabios del conocimiento medicinal, conocen
tratamientos naturales que les ofrece el bosque y las selvas para sus
problemas de salud y que dan un resultado satisfactorio, hasta tal
punto, que muchos fármacos de hoy en día proceden de estos conocimientos
milenarios que han sido robados para crear fórmulas que después han
sido puestas a la venta de una forma exorbitante.
Pedro Pozas Terrados .

El negocio de la salud, como el de la semilla o el de la
patentes, prolifera de forma exponencial en nuestra sociedad que sigue
poniendo reparos a la medicina de la Tierra. Los gobiernos apoyan a las
farmacéuticas y éstas venden sus productos comerciales a los médicos
para que las receten a los enfermos. Todo un proceso comercial donde
existen regalos, viajes, congresos ficticios y numerosas otras
actividades que pasan el limite de la legalidad, convirtiéndose en un
oscuro circuito mafioso, como así lo demuestra el investigador Miguel
Jara en su libro “Laboratorio de médicos”.
Y mientras, el Ministerio de Sanidad y la justicia,
callan ante este lamentable y laborioso trabajo que realizan las
empresas farmacéuticas, algunas de ellas con contactos de importancia en
las más altas esferas de la política. Y nadie hace nada, nadie
protesta, estamos en una cadena de silencio que nos da miedo levantar
nuestra voz ante injusticias que recaen en nuestras mismas cabezas, en
nuestros familiares e hijos.
Ellos, quien sean, han realizado un gran esfuerzo para
poner en tela de juicio la medicina alternativa y lo han hecho por temor
a perder el negocio y lo malo, es que ha calado en mucha gente que no
se atreve a seguir el camino de la medicina natural. Con ello, no quiero
tapar con una tupida manta la medicina convencional, pero depende para
que casos y según lo que el paciente quiera, se debería dejar opción,
vía libre, para que cada uno elija voluntariamente lo que le conviene
para su salud y las dos medicinas, tendrían que ser financiadas por la
Seguridad Social, organismo a quien pagamos para salvaguardar nuestra
fortaleza.
El premio Nobel de Química 2009, el estadounidense Thomas
Steiz, denunció el pasado 26 de agosto, que los laboratorios
farmacéuticos no invierten en investigar en antibióticos, que puedan curar definitivamente, sino que prefieren centrar el negocio en medicamentos que sea necesario tomar durante "toda la vida".
"Muchas de las grandes farmacéuticas han cerrado sus investigaciones
sobre antibióticos porque curan a la gente y lo que estas empresas
quieren es un fármaco que haya que tomar toda la vida. “Puede sonar
cínico, pero las farmacéuticas no quieren que la gente se cure" ha
declarado de manera tajante.
Es un grave error dejar el “negocio de la salud” a
empresas privadas ya que siempre, en sus grandes objetivos, está la
rentabilidad económica y el paciente es un mero cliente que no deben
perder bajo ningún concepto.
En el caso de la tuberculosis, Steitz ha averiguado el
funcionamiento que debería seguir un nuevo antibiótico para combatir
cepas resistentes a esta enfermedad, que surgen sobre todo en el sur de
África. El desarrollo de este medicamento precisa una gran inversión
económica y la colaboración de una farmacéutica para avanzar en la
investigación, ha comentado en rueda de prensa. "Nos resulta muy difícil
encontrar una farmacéutica que quiera trabajar con nosotros, porque
para estas empresas vender antibióticos en países como Sudáfrica no
genera apenas dinero y prefieren -ha lamentado- invertir en medicamentos
para toda la vida". Por el momento, según Steitz, estos nuevos
antibióticos son "sólo un sueño, una esperanza, hasta que alguien esté
dispuesto a financiar el trabajo".
Este es el lamentable llamamiento de un científico sin
pelos en la lengua que denuncia lo que esta ocurriendo hoy en día en
estos laboratorios bajo el consentimiento de los Estados y cuyas
víctimas son todos los enfermos.
Richard J. Roberts, Premio Nobel de Medicina en 1993, el
pasado mes de abril, en una entrevista de la Vanguardia, declaró que ha
comprobado como investigadores dependientes de fondos privados han
descubierto medicinas muy eficaces que hubieran acabado por completo con
una enfermedad y que han dejado de investigarlas porque la farmacéutica
a menudo no están tan interesadas en curar como en sacar el dinero al
paciente, por lo que esa investigación de repente es desviada hacia el
descubrimiento de medicinas que no curan del todo, sino que cronifican
la enfermedad y la hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando
deja de tomar el medicamento. Ante la respuesta del periodista diciendo
que era una grave acusación, el respondió.“Pues es habitual que las
farmacéuticas estén interesadas en líneas de investigación no para curar
sino sólo para cronificar dolencias con medicamentos cronificadores
mucho más rentables que los que curan del todo y de una vez para
siempre. Y no tiene más que seguir el análisis financiero de la
industria farmacológica y comprobará lo que digo”.
Es en todo este negocio en el que el Ministerio de
Sanidad junto con los Departamentos de Justicia correspondientes,
deberían investigar y actuar contra estas prácticas abusivas y de
control de las enfermedades, que afectan gravemente al ciudadano.
Ignacio Ramonet, especialista en geopolítica y estrategia
internacional y consultor de la ONU y ex director de Le Monde
Diplomatique, ha denunciado:
“Los genéricos son medicamentos idénticos, en cuanto a principios
activos, dosificación, forma farmacéutica, seguridad y eficacia, a los
medicamentos originales producidos en exclusividad por los grandes
monopolios farmacéuticos. El periodo de exclusividad, que se inicia
desde el momento en que el producto es puesto a la venta, vence a los
diez años; pero la protección de la patente del fármaco original dura
veinte años. Entonces es cuando otros fabricantes tienen derecho a
producir los genéricos que cuestan un 40% más baratos. La Organización
Mundial de la Salud (OMS) y la mayoría de los Gobiernos recomiendan el
uso de genéricos porque, por su menor coste, favorecen el acceso
equitativo a la salud de las poblaciones expuestas a enfermedades
evitables. El objetivo de las grandes marcas farmacéuticas consiste en
retrasar por todos los medios posibles la fecha de vencimiento del
periodo de protección de la patente; y se las arreglan para patentar
añadidos superfluos del producto (un polimorfo, una forma cristalina,
etc.) y extender así, artificialmente, la duración de su control del
medicamento....... sus innumerables lobbies hostigan también
permanentemente a la Oficina Europea de Patentes (OEP), cuya sede se
halla en Munich, para retrasar la concesión de autorizaciones de entrada
en el mercado a los genéricos. Asimismo lanzan campañas engañosas sobre
estos fármacos bioequivalentes y asustan a los pacientes. El resultado
es que, según el reciente Informe publicado por la Comisión Europea, los
ciudadanos han tenido que esperar, por término medio, siete meses más
de lo normal para acceder a los genéricos, lo cual se ha traducido en
los últimos cinco años en un sobregasto innecesario de cerca de 3.000
millones de euros para los consumidores y en un 20% de aumento para los
Sistemas Públicos de Salud”.
La doctora Ghislaine Lanctot ha sido expulsada del colegio de médicos
y la retirada de su licencia para ejercer medicina, al publicar un
libro titulado “La mafia médica” en el que otras denuncias afirma que
las autoridades mienten cuando dicen que las vacunas nos protegen o que
el SIDA es contagioso o que el cáncer es un misterio.
Si hablamos sobre la medicina natural podríamos extendernos
ampliamente y dar a conocer las grandes propiedades de estas terapias no
invasivas a nuestro organismo. Pero dejo al curioso lector que siga
investigando por si mismo y descubrirá un amplio mundo donde las
enfermedades pueden curarse. Solo expondré un caso “el agua de mar”.
Rene Quinton salvo la vida de miles de personas en Paris solo con
agua de mar. En 1912, fue llamado por las Autoridades de Egipto para que
intentara parar el cólera en El Cairo donde miles de personas estaban
muriendo. Rene fue allí y paró el cólera con agua de mar. A su regreso a
Francia fue recibido como un héroe e inauguró decenas de dispensarios
marinos, donde se entregaba agua de mar para ser bebida de forma
gratuita. Hoy día, gracias a la Asociación OMDIMAR, se esta
divulgando esta práctica en numerosas partes del mundo. Un conocimiento
que se extiende de boca en boca. El agua de mar tiene grandes
propiedades curativas y tomando tres vasos diarios, renueva nuestro
medio interno y nuestras células se convierten en resistentes y fuertes.
El agua de mar tiene todos los elementos de la tabla periódica de Mendeleiev,
es nutritiva, previene la desnutrición y hace mejorar nuestra salud.
Además es alcalina y contrarresta a la acidez donde se derivan todas las
enfermedades.
Un ejemplo de cómo la propia sociedad pone trabas a la medicina
natural, lo tenemos precisamente en el agua de mar. Desde hace un año,
OMDIMAR esta intentando que llegue el conocimiento de las propiedades
del agua de mar a Haití, donde miles de niños están muriendo por cólera y
desnutrición. Se han reunido con la Embajadora de Haití, escrito cartas
a la Casa Real, Cruz Roja, numerosas organizaciones y ONGs que trabajan
en la zona. Se han reunido con Mensajeros de la Paz y el padre
Ángel.......NADA. Solo la Casa real contesto diciendo que se lo mandaba a
la Cruz Roja y Cooperación Internacional y la Cruz Roja les escribió
tras recibir carta de la Secretaria de la Reina diciendo que se lo
enviaba a la Cruz Roja Internacional...y nada más, silencio más
silencio. Nadie se ha interesado por las propiedades curativas del agua
de mar, cuando en Nicaragua existen más de 70 dispensarios marinos
repartidos por todo el país y más de 50 médicos al frente de la Doctora
Teresa Illari que están curando a miles de enfermos, cuando Rene Quinton
paro el cólera con agua de mar.
Por lo tanto el agua de mar previene, cura y sin embargo las
propias organizaciones que se suponen son humanitarias, frenan y anulan
la esperanza de vivir de millares de personas. Increíble en un mundo
deshumanizado. Increíble que sean las propias organizaciones las que
quieran ignorar algo tan sencillo, gratuito y fácil de conseguir como es
el agua de mar.
Precisamente es en Nicaragua donde se ha aprobado la Ley de
medicinas complementarias , en la que se recoge el agua de mar como
terapia marina y la nueva medicina germánica (NMG). Un ejemplo a seguir
para todas las naciones del mundo.
Por todo ello es necesario de forma urgente que las autoridades
sanitarias vean en las medicinas alternativas un campo de cultivo para
el bienestar de las poblaciones, una práctica que ahorraría millones de
euros a la seguridad social y garantizar una población más saludable
para el propio bienestar de la humanidad.
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