
Según la información recogida en el estudio, el contenido de Cesio-137
radiactivo en la atmósfera sumó 36.000 terabequerelios, lo cual
representa un 42% del escape de esta sustancia tras la catástrofe de
Chernóbil, mientras que el gobierno japonés habló de 16.000
terabequerelios. Según los investigadores, sólo una quinta parte de esta
radiactividad contaminó la tierra, el resto de la sustancia cayó en el
Océano Pacífico.
El estudio también indica que la cantidad de Xenon-133 emitida fue
mayor que la de Chernóbil, pero este isótopo supone un riesgo mucho
menor para la salud que el Cesio-137, altamente cancerígeno.
El estudio fue organizado a nivel internacional y liderado por Andreas
Stohl, del Instituto Noruego de Investigación Atmosférica. El informe
está publicado en la revista Atmospheric Chemistry and Physics.
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