Hace casi
dos años, la Asociación Forestal de Valladolid (Asfova) inició un
estudio para comprobar, sobre campo, si el pastoreo de ganado caprino
era una alternativa viable para la prevención de incendios forestales.
Tras analizar los resultados obtenidos, los coordinadores del trabajo
han determinado que tanto el seguimiento fotográfico como la
cuantificación de biomasa consumida “revelan la elevada eficiencia del
ganado caprino en la prevención de incendios, ya que la práctica
desaparición del combustible vegetal reduce casi totalmente el riesgo de
propagación del fuego”.
ECOticias.

Según ha explicado a DiCYT uno de los técnicos, Miguel Rodríguez
Blanco, se consiguen unos resultados similares a los del desbroce
mecanizado pero con la ventaja de que el ganado permite un
mantenimiento continuo de los cortafuegos.
Esta continuidad supone uno de los aspectos más relevantes.
“Normalmente, alrededor de los caminos se dejan unas zonas en las que
haya menor vegetación para prevenir incendios. Entonces, se envía una
cuadrilla para que baje esta intensidad vegetal pero, al cabo de dos
años, empieza a rebrotar, y pasados 3 o 4 se vuelve a juntar la
vegetación que nace del suelo a la de la copa de los árboles, lo que no
vale para la prevención de incendios”. Volver a introducir una
cuadrilla cuesta, a juicio de los coordinadores del estudio, “tres
veces más por hectárea y año que volver a meter las cabras pasados dos
años”.
Asimismo, el pastoreo supone una alternativa al empleo en el mundo
rural. Como detalla Rodríguez, “si los propietarios particulares
ofrecen un dinero al ganadero a cambio de que el rebaño pase por esa
zona obtiene un ingreso más dentro de su trabajo”. Además, añade, “en
este año de estudio hemos sacado 15 cabritos, lo que supone otra forma
de explotación”.
No obstante, recalca, se trata de una técnica que, pese a ser más
barata, “no compite con el trabajo de las cuadrillas forestales, sino
que el trabajo con ambas herramientas se puede complementar”. De este
modo, por un lado se pueden rentabilizar las inversiones en apertura de
cortafuegos y fajas auxiliares con cuadrillas forestales, al no
permitir que la vegetación vuelva a rebrotar y, por otro lado, el
empleo del ganado previo al trabajo de la cuadrilla “puede llegar a
reducir los jornales a la mitad, con el consecuente ahorro económico y
facilitación del trabajo que ello supone”.
Zona de estudio
El estudio, cofinanciado por la Fundación Biodiversidad, se ha
desarrollado en las cercanías de Quintanilla de Onésimo, en una
superficie forestal privada dentro de la Red Natura 2000 denominada El
Carrascal.
La vegetación principal de la masa se caracteriza por una mezcla de encina (Quercus ilex) y pino piñonero (Pinus pinea), con presencia de pies asilados de sabina (Juniperus thurifera) y vegetación arbustiva de jara (Cistus laurifolius) y en menor medida tomillo (Thymus vulgaris).
Tal y como apuntan los investigadores, la elección del monte vino
determinada porque en él se vienen realizando tratamientos selvícolas
desde el año 2005. Este hecho, “permitía contar con diferentes
estructuras de la masa en las que evaluar y comparar efectividades, lo
que en posibilita el establecimiento de parámetros de manejo exportables
a otros montes”. Otro elemento decisivo en la elección del monte fue
la presencia de un ganadero especializado en caprino en la zona,
concretamente en Quintanilla de Onésimo.
Un nuevo servicio
Tras comprobar la viabilidad de este sistema, Asfova ofrece ya el
servicio a los miembros de la Asociación. “En vez de enviar una
cuadrilla mandamos un rebaño si las características del monte son
parecidas a las del lugar que hemos estudiado. Cobramos 100 euros al
propietario por la alimentación del ganado y 50 por la asistencia
técnica, por ejemplo por comprobar los cercados y si hay que cambiarlos
de sitio”, asegura.
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