
Sin embargo, al ritmo actual, el límite se superará antes de 2025.
Después
de 17 años de conversaciones, los 194 países que forman parte de la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
(CMNUCC) no han logrado frenar el aumento de las emisiones de carbono.
En
Durban, entre el 29 de este mes y el 9 de diciembre, se retomarán unas
negociaciones que se han vuelto cada vez más complejas, atascadas por
acusaciones políticas y discusiones sobre financiación. Nadie cree que
la situación pueda cambiar en un plazo no muy largo.
Se necesitan cambios radicales
La
oportunidad para controlar las emisiones de carbono y mantener el
calentamiento global por debajo de los dos grados se esfuma rápidamente.
Ha llegado el momento de adoptar enfoques no convencionales, sostiene
Mutsuyoshi Nishimura, embajador y exnegociador de Japón.
Nishimura
propone un cambio de juego, basado en un acuerdo explícito para fijar
un tope de 660.000 millones de toneladas en las emisiones globales de
CO2 entre 2010 y 2050.
Ese
presupuesto de carbono sería luego subastado según el principio de que
el que contamina paga, comenzando por 25 dólares la tonelada, para
financiar nuevas tecnologías y los esfuerzos de adaptación al cambio
climático de los países en desarrollo.
»Todas
las empresas contaminantes del mundo deberían comprar permisos
correspondientes a la cantidad de CO2 que emiten», dijo Nishimura a IPS.
Este
enfoque evitaría el estancamiento de las negociaciones causados por
acusaciones mutuas de quién debe dar el primer paso en la reducción de
emisiones.
China,
el mayor emisor de dióxido de carbono del planeta, se niega a someterse
a cualquier límite hasta que no lo haga primero Estados Unidos, país
que le sigue entre los más contaminantes. Washington, por el contrario,
quiere que Beijing sea quien actúe primero.
»Lo
haríamos (aceptar compromisos vinculantes sobre emisiones) si todas las
grandes economías lo hicieran . Así que, en ese sentido, necesitaríamos
ver que otros se ponen en marcha», dijo en conferencia de prensa el 22
de este mes el enviado especial de Estados Unidos para el cambio
climático, Todd Stern.
La
propuesta de Nishimura se basa en un principio bien claro: o las
empresas compran permisos para emitir CO2 o dejan de contaminar. Es
simple y podría funcionar.
Científicamente óptimo, políticamente difícil
Científicos
climáticos contactados por IPS coincidieron en que un presupuesto de
carbono de 660.000 millones de toneladas sería la mejor opción si los
países estuvieran realmente decididos a mantener el calentamiento global
en menos de dos grados.
»Desde
una perspectiva científica, eso nos daría el 75 por ciento de
probabilidades de permanecer por debajo de los dos grados», dijo Malte
Meinshausen, del alemán Instituto de Potsdam para el Cambio Climático .
Los
análisis de Meinshausen fueron de los primeros en determinar qué
cantidad de carbono era necesaria para limitar el calentamiento del
planeta en dos grados.
El
cálculo de 660.000 millones de toneladas puede parecer alto, pero no lo
es tanto si se considera el nivel de las emisiones anuales.
En
2010, por ejemplo, la quema de combustibles fósiles y la producción de
cemento liberaron 33.500 millones de toneladas a la atmósfera, según un
estudio del Centro de Análisis de Información sobre Dióxido de Carbono,
del Departamento de Energía de Estados Unidos.
Si
todo sigue igual, unas 227.000 millones de toneladas más serán
liberadas a la atmósfera para 2015. Esto significaría que, en apenas
cinco años, se cubriría más de un tercio del presupuesto de carbono
necesario para mantener en menos de dos grados el recalentamiento del
planeta.
Es
improbable que las próximas negociaciones cambien el curso actual.
China no aceptará la idea de poner límite a sus emisiones antes de 2015,
opinó Alden Meyer, director de estrategias y políticas de la Unión de
Científicos Comprometidos.
Pero
aun cuando China aceptara se necesitarían significativos cambios
también en la política de Estados Unidos, añadió. «Sobre la mesa de
Durban no se pondrá ningún tope a discusión, no importa lo que diga la
ciencia», nos dijo.
Tampoco estará la idea de una subasta mundial de derechos de emisión, señaló Meyer, que simpatiza con la propuesta de Nishimura.
En
el debate también está presente el tema de las emisiones «históricas».
El cambio climático es consecuencia de la suma de todas las emisiones
causadas por la actividad humana, y el CO2 puede permanecer en la
atmósfera durante siglos. Parte del fenómeno actual está provocado por
las emisiones de carbono que se hicieron hace 100 años.
Entre
1900 y 2008, Estados Unidos liberó a la atmósfera alrededor de 337.000
millones de toneladas de CO2, mucho más que cualquier otro país. China
emitió unos 117.000 millones en el mismo periodo.
Nishimura
sostiene que para resolver el problema de la responsabilidad histórica
en la contaminación se debería crear un nuevo sistema de financiación
que favoreciera a los países en desarrollo.
Para
mantener al planeta dentro de los 660.000 millones de toneladas de
carbono, los países del Sur no podrán permitirse el lujo de igualar las
emisiones históricas de Estados Unidos.
Por
lo tanto, deberían ser compensados con los miles de millones de dólares
que las empresas deberán pagar para seguir contaminando, señaló.
Un
precio de 25 dólares la tonelada de CO2, por ejemplo, generaría 625.000
millones de dólares al año entre 2010 y 2020, explicó Nishimura.
Es simple, pero ¿por qué estas ideas no reciben el apoyo necesario?
»No creo que gane adeptos»
Ninguno de los expertos con los que hemos contactado cree que las
ideas de Nishimura sobre el presupuesto mundial de carbono se vayan a
considerar en Durban.
»Es
una argumento muy lógico para dar una respuesta racional global a un
problema mundial como el cambio climático», dijo Saelemul Huq, experto
en políticas climáticas del Instituto Internacional de Ambiente y
Desarrollo, con sede en Londres.
»Pero
su punto débil es que hace caso omiso de todo lo que se ha hecho hasta
ahora (aunque sin éxito) a través del proceso de la CMNUCC», afirmó.
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