Un estudio elaborado por un equipo internacional en el que han
participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) calcula por primera vez de forma global la velocidad
del cambio climático, un factor que determina el rango de distribución
de las especies. El trabajo, publicado en la revista Science, indica que
los regímenes térmicos, marcados por el modo en que se distribuyen las
temperaturas en una determinada zona, se han desplazado hacia latitudes
más altas a una velocidad media de 27 kilómetros por décaa.
Un estudio elaborado por un equipo internacional en el que han
participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) calcula por primera vez de forma global la velocidad
del cambio climático, un factor que determina el rango de distribución
de las especies. El trabajo, publicado en la revista Science, indica que
los regímenes térmicos, marcados por el modo en que se distribuyen las
temperaturas en una determinada zona, se han desplazado hacia latitudes
más altas a una velocidad media de 27 kilómetros por década.
Deep Blue
Las especies marinas tendrán menos opciones de adaptación al cambio climático./ MARBEF
“Este análisis fija la velocidad a la que el cambio climático viene
marcando el paso de las variaciones en la distribución de las especies”,
destaca el investigador del CSIC Carlos Duarte, uno de los autores del
artículo, que confirma también que la señal térmica que marca el inicio
de la primavera se está adelantando, tanto en los continentes como en
los océanos, en unos dos días cada diez años.
Cambios en la distribución
Los científicos han medido los cambios térmicos a partir del análisis de las temperaturas superficiales globales de los últimos 50 años. El artículo equipara la gravedad del impacto del calentamiento global sobre la biodiversidad marina y terrestre en latitudes similares, especialmente en el ecuador. A pesar de que los océanos han experimentado a lo largo de las últimas décadas un menor calentamiento, las plantas y los animales marinos necesitan moverse igual de rápido que en tierra para adaptarse al ecosistema que más les favorece.
Los científicos han medido los cambios térmicos a partir del análisis de las temperaturas superficiales globales de los últimos 50 años. El artículo equipara la gravedad del impacto del calentamiento global sobre la biodiversidad marina y terrestre en latitudes similares, especialmente en el ecuador. A pesar de que los océanos han experimentado a lo largo de las últimas décadas un menor calentamiento, las plantas y los animales marinos necesitan moverse igual de rápido que en tierra para adaptarse al ecosistema que más les favorece.
Los gases de efecto invernadero han
calentado los ecosistemas terrestres aproximadamente 1ºC desde 1960.
Este calentamiento se ha producido tres veces más deprisa en tierra que
en el océano, un proceso que ha obligado a las poblaciones a adaptarse o
a cambiar su distribución continuamente para mantenerse en el mismo
régimen térmico. Además de desplazarse, las especies emplean otras
técnicas como alterar su fenología, es decir, el momento de la
reproducción o la puesta de huevos. Hasta ahora la mayor evidencia de
estos cambios se tenía de los ecosistemas terrestres, bien estudiados.
Los científicos han trazado los mapas de
todas estas transformaciones y han observado que, en el océano, las
áreas donde las especies están más afectadas por estos impactos son
también las más ricas en
biodiversidad. El mayor impacto se producirá en
torno al ecuador, donde existen puntos calientes de biodiversidad
marina y las amenazas serán altas, principalmente porque la velocidad
del cambio climático en estas zonas supera los 200 kilómetros por
década.
Adaptarse o dejarse arrastrar
Para Johnna Holding, investigadora en el
Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, un centro mixto del CSIC y
la Universidad de Baleares, lo que caracteriza el modo de moverse en
los océanos es la falta de continuidad. “Las especies del Ártico no
tienen sitios más fríos a los que migrar. Algunas, como las especies del
Mediterráneo, no pueden migrar hacia el norte porque el mar está
cerrado por Europa”, explica.
“Asumimos que las poblaciones
simplemente necesitan moverse para escapar al cambio climático, pero
nuestro estudio muestra que en el océano las rutas de escape son más
complejas y a veces inexistentes”, señala el coordinador del estudio
Mike Burrows, de la Asociación Escocesa de Ciencias Marinas.
“Hemos observado que en los océanos las
únicas opciones para la vida marina son adaptarse o dejarse llevar por
la corrientes calientes”, asegura la científica del Commonwealth
Scientific and Industrial Research Organisation (Australia) Elvira
Poloczanska. “Cuando la velocidad del cambio climático supera la
velocidad de dispersión de los organismos, o cuando existen barreras que
impiden esa dispersión, las especies sólo pueden adaptarse o
extinguirse”, agrega Duarte.
El estudio forma parte de un programa
internacional para evaluar los impactos del cambio climático sobre los
ecosistemas marinos. Está financiado por el Centro Nacional de Síntesis y
Análisis Ecológicos, de la National Science Foundation y la Universidad
de California en Santa Bárbara (EE UU).
Tiburones: Leyenda del mar – Search for the great sharks
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del mundo.
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