domingo, 8 de julio de 2012

Recuperan seiscientas clases de semillas tradicionales

El Centro Zahoz para la investigación y conservación de la agricultura y flora de las sierras de Béjar y Francia, ha recuperado en su sede en Cepeda (Salamanca) algo más de seiscientas semillas tradicionales, la mayoría a punto de extinguirse.

Los chícheres, las sandías amarillas o los tomates de colgar son algunas de las numerosas variedades hortícolas y frutales recuperadas desde 2007, año en que comenzó este proyecto, a través de una iniciativa financiada con fondos LEADER de la UE, según ha relatado hoy a Efe el responsable del semillero, Julián Pérez.
Los trabajos se han centrado, sobre todo al principio, en un acopio de ideas a pie de campo, con el fin de determinar aquellas variedades de semillas que la gente tenía por costumbre sembrar en sus huertos.
Los responsables del centro descubrieron que muchas de las personas, la mayoría de avanzada edad que mantiene un huerto en su pueblo, aún conservaban las semillas de diferentes variedades y que habían ido guardando de padres a hijos.
Como los huertos es una práctica venida a menos en los pueblos de la Sierra del Francia, debido a la despoblación, los técnicos han ido recuperando todas estas variedades para que no se pierdan.
A su vez, han creado un banco de semillas en una zona de cinco hectáreas, donde se multiplican para ponerlas a disposición de la población.
El único inconveniente es que no se pueden comercializar, ya que al tratarse de semillas tradicionales no cumplen la normativa establecida por la Unión Europea.

Guardián de Semillas

Para sortear este inconveniente, el Centro Zahoz ha creado la figura denominada "Guardián de Semillas".
De esta manera, a todo comprador en el centro, que cada año son más y ya se cuentan por cientos de personas que practican la horticultura, se le llama "guardián de semillas", un apadrinamiento de una variedad específica que planta en el huerto que tiene en su pueblo.
Uno de los ejemplos más significativos de semillas de la Sierra de Francia a punto de extinguirse y que han sido recuperadas con este proyecto lo pone la "Patata fina".
Es una variedad de patata que se da en pueblos como Linares de Riofrío, Los Santos o Navarredonda de la Rinconada, caracteriza por ser de ciclo largo (se siembra muy pronto y se cosecha muy tarde) y por tener muchos hoyuelos, motivo por el que la patata es poco aprovechable.
Sin embargo, esta variedad se caracteriza por tener un sabor muy preciado.
En el caso de las judías, los técnicos del Zahoz han salvaguardado decenas de variedades de los conocidos como "chícheres", que es el nombre que en los pueblos de la Sierra de Francia se le da a las judías en seco.
En el caso de los tomates, destacan las variedades propias de pueblos como San Esteban de la Sierra o Valdelamatanza, ya que son de gran tamaño y sabor muy preciado y que apenas se cultivan.
Además de semillas de la huerta, el Centro Zahoz también ha recuperado semillas de árboles frutales, tales como manzanos, perales o cerezos, muy abundantes en la Sierra de Francia.
El ejemplo más significativo es el del níspero, un frutal que apenas se mantiene, salvo en pueblos como Cepeda o El Cerro.
Los tradicionales chocho de la sierra (altramuces), las carillas de Lagunilla (judías), los frejones de manteca de Candelario, los ternillos de Cepeda (guisantes) o las muelas (parecido al garbanzo) de San Miguel de Valero, son sólo algunas de las decenas de nombres variopintos de semillas autóctonas de esta zona del Sur de Salamanca y que ahora se mantienen gracias al banco que ha creado este centro en el pueblo de Cepeda. EFEverde

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