El aumento de
la temperatura del planeta ha puesto el listón demasiado alto a las
plantas que habitan a altitudes más bajas. Para alcanzar hábitats donde
el clima les favorezca necesitarían desplazarse más de 35 kilómetros,
algo casi imposible de conseguir por migración natural.
ECOticias.

Aunque siempre se pensó que las especies vegetales que ocupan
zonas de montaña eran las más perjudicadas por el calentamiento global,
un estudio francés ha comprobado que es justo al revés. Son las
comunidades herbáceas situadas a menos altitud las que se quedan atrás
en la adaptación al cambio climático y son, por ello, más vulnerables,
tal y como demuestra una investigación publicada esta semana en Nature.
Las plantas, de una generación a otra, migran de forma natural en
busca de climas que favorezcan su desarrollo. Las que ocupan zonas de
montaña compensan el aumento de temperaturas desplazándose hacia lugares
más cercanos a las cumbres, donde las temperaturas son similares a las
de su anterior hábitat. Consiguen alcanzarlos trasladándose hacia las
cimas poco más de un kilómetro.
Las especies que habitan en zonas de menor altitud lo tienen casi
imposible ya que para encontrar lugares donde se contrarreste la subida
de temperaturas necesitarían trasladarse hacia el norte más de 35
kilómetros de media. Con la migración natural no pueden cubrir esas
distancias a tiempo porque estas poantas solo consiguen desplazamientos
de unos cien metros cada año.
Además, las especies herbáceas de tierras bajas, que originalmente
están mejor adaptadas a temperaturas calurosas, son menos reactivas y su
respuesta al aumento de temperaturas es más lenta, lo que las
convierte en más vulnerables que las especies de montaña.
En el estudio han intervenido científicos del AgroParisTech
(Francia), del Instituto Nacional de Investigación Agraria de Francia
(INRA) y del Centro Nacional de Investigación Científica francés
(CNRS), con la colaboración de varias universidades europeas.
Durante el trabajo, los investigadores evaluaron los cambios que han
experimentado cerca de 760 especies (trabajando con 80.000 mediciones
florísticas) en bosques de Francia a lo largo de 43 años (1965-2008) y
los compararon con la evolución de la temperatura a lo largo de ese
periodo.
El estudio analizó las especies herbáceas, ya que reaccionan más que
los árboles a los cambios medioambientales y muestran mejor el impacto
del calentamiento global en los bosques.
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