Las medidas
que elevarán el consumo de energías renovables al 20,8% del consumo
total en España en 2020 han sido aprobadas en la sesión de hoy del
Consejo de Ministros. Así, se superará el objetivo de la Unión Europea
(UE) que fija un mínimo de 20% del consumo de este tipo de energía para
ese año.
ECOticias.
El Consejo de Ministros ha aprobado la Planificación Energética
Indicativa (PEI) y el Plan de Energías Renovables (PER) 2011- 2020.
El documento de Planificación Indicativa dibuja el horizonte
energético de cara a 2020 para el conjunto del sistema, mientras que el
PER tiene el objetivo de lograr que en el año 2020, al menos, el 20%
consumo final bruto de energía en España proceda del aprovechamiento de
las fuentes renovables.
La PEI estima un consumo de energía en España al término del período
ligeramente superior al actual, con una estructura en la que destaca el
aumento del peso de la electricidad, del gas y de las renovables de
uso final, que se compensan con el fuerte descenso del consumo de
productos petrolíferos.
Con estas estimaciones se prevé un fuerte aumento del peso renovable
en el mix, que según el PER pasará de una contribución del 13,2% en
2010 a un 20,8% en 2020, y no se consideraría necesario un aumento de
las centrales térmicas.
Las renovables subirán su peso en la generación eléctrica en un 30%,
en un 57% en los usos térmicos y en un 125% en el transporte. Estos
planes generarán un beneficio económico estimado en 29.000 millones de
euros gracias a las menores importaciones de hidrocarburos. Además, en
el periodo se evitará la emisión de 171 millones de toneladas de CO2.
Planificación Energética Indicativa
Según el informe la progresiva participación de las energías
renovables en la cesta energética española, junto a la reducción de
nuestras importaciones de energías fósiles (carbón, petróleo y gas),
contribuirán a aminorar significativamente nuestra dependencia
energética del exterior en los próximos años.
Así, se continuará un proceso de sustitución de energías foráneas por
fuentes autóctonas que ya se inició a partir del bienio 2005-2007 y
que puede mejorar en algo más de seis puntos el grado de nuestro
autoabastecimiento energético, hasta alcanzar en 2020 un porcentaje del
31,5%.
Además, estos factores favorecerán la reducción de las emisiones de
CO2 en la próxima década, en particular en los procesos de generación
de electricidad. Estas técnicas irán siendo cada vez más sostenibles y
más limpias, de forma que en 2020 se emitirá un 11,8% menos por cada
kilovatio/hora producido.
Las previsiones apuntan, además, a una mejora de la intensidad de energía final en una media del 2 por 100 anual.
El consumo de energía final en España al término del período
considerado alcanzará valores sólo ligeramente superiores a los
actuales, calculados en 102.220 (ktep). En la estructura de consumo ha
aumentado el peso de la electricidad, del gas y de las renovables de
uso final, que se compensan con el fuerte descenso del consumo de
productos petrolíferos.
Respecto al carbón para usos finales, sólo se estima la recuperación
de los niveles de consumo anteriores a la crisis. Por su parte, la
producción eléctrica de origen nuclear se mantendrá constante, por lo
que disminuirá su participación porcentual en el mix de generación al
aumentar la demanda total de electricidad.
En cuanto a la electricidad, y debido a que actualmente existe un
sobredimensionamiento de instalaciones de generación, no se prevén
nuevas necesidades de potencia en todo el período, salvo las renovables
contempladas en el PER y las centrales reversibles de bombeo.
Plan de energías renovables (PER) 2011-2020
El Consejo Europeo de 2007 aprobó el denominado Paquete de Energía y
Clima, que estableció para el año 2020, unos objetivos de mejora de la
eficiencia energética del 20%, de reducción de las emisiones de CO2 del
20%, ampliable al 30% en el contexto de un acuerdo global, y de
introducción de las energías renovables en el consumo final del 20%,
como mínimo, con una participación mínima del 10% en el sector de los
transportes.
Globalmente, el Plan supone pasar de una contribución de las energías renovables del 13,2% en 2010 a un 20,8% en 2020.
La energía eólica representará la mayor aportación renovable a
nuestro consumo, seguida del grupo de biomasa, biogás y residuos, con
participaciones importantes de la energía de origen hidráulico, de los
biocarburantes sostenibles y de las energías solares, situando a
nuestro país en una buena posición para afrontar el reto energético más
allá de 2020.
Los costes asociados al desarrollo del Plan, incluyendo las primas y
el coste de los diferentes sistemas de apoyo, se cifra en 24.700
millones de euros. Por su parte, los beneficios directos y
cuantificables se estiman en 29.000 millones de euros, incluyendo las
menores necesidades de importación de combustibles fósiles y las
menores emisiones de CO2 a la atmósfera.
A estos beneficios habría que sumar otra serie de partidas positivas,
como el desarrollo rural promovido, el reequilibrio de la balanza de
pagos, la exportación de tecnología o la generación de empleo asociado.
Para el adecuado desarrollo de las diferentes áreas y cumplimiento de
objetivos, el Plan de Energías Renovables 2011-2020 contempla 87
propuestas de actuación, de las cuales, casi la mitad son propuestas
horizontales, que afectan a las diferentes tecnologías y el resto
sectoriales.
Apuesta por la investigación y el desarrollo tecnológico
Las energías renovables tienen un potencial energético muy importante
en España aunque su aprovechamiento tiene que hacerse desde la
perspectiva de la integración técnica en las redes y los mercados
energéticos existentes y teniendo en cuenta el impacto que tiene el
coste de la energía en nuestra economía. El 78% de los objetivos de
consumo de energías renovables del PER se refieren a tecnologías
maduras.
El PER 2011-2020 incluye también una fuerte apuesta a la I+D+i
energética. La recientemente creada ALINNE, Alianza para la
Investigación e Innovación Energéticas, será un instrumento crucial
para responder a los retos de la I+D+i energética en un marco de
colaboración estratégica entre los sectores público y privado y
permitirá avanzar hacia un aprovechamiento cada vez mayor de los
recursos renovables de nuestro país que sea compatible con criterios de
eficiencia económica.
El Plan analiza las prioridades de cada tecnología e identifica las
áreas donde se concentrará el esfuerzo en I+D en los próximos años, que
van desde los biocarburantes avanzados a los nuevos materiales,
pasando por los sistemas de acumulación de energía, nuevos sistemas de
perforación para geotermia, conversores de energía de las olas, o
mejores máquinas eólicas marinas.
Además, las alinea con el marco europeo del SET-Plan y las acompaña
de propuestas de financiación que permitan hacerlas viables. En el
horizonte está el objetivo de mejorar la eficiencia técnica y económica
de las tecnologías ya consolidadas, al tiempo que se hace sitio a
otras nuevas con un gran potencial en nuestro país, como la geotermia y
la energía de las olas, que por vez primera aparecen en la
planificación energética nacional.

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