Y en las redes
de pesca para hacer muestreos han capturado muchos juveniles de
bacalao atlántico, lo que los científicos interpretan como un signo de
cambios fundamentales en el Ártico.
ECOticias.
Una expedición científica en la zona del archipiélago Svalbard, en el Ártico, ha observado la presencia abundante de ejemplares juveniles de bacalao atlántico en esa zona, siempre dominada por el bacalao polar.
Los investigadores quieren averiguar si ambas compiten y cuál se
adapta más fácilmente al hábitat alterado por el cambio climático en
aquellas aguas de altas latitudes. A bordo del buque Heincke, los
biólogos del Instituto Alfred Wegener (AWI, en Alemania) han explorado
la región al noreste de la isla Spitsbergen, casi a 80 grados Norte, y
han constatado que la temperatura del agua es de 4,5 grados centígrados,
demasiado templada para el bacalao polar, que prefiere temperaturas en
torno a cero grados.
Y en las redes de pesca para hacer muestreos han capturado muchos
juveniles de bacalao atlántico, lo que los científicos interpretan como
un signo de cambios fundamentales en el Ártico.
Los investigadores quieren estudiar si las dos especies de bacalao
compiten y cómo, y hasta qué punto la acidificación del agua influye en
esa competición, porque es un factor que no solo afecta a las funciones
corporales de estos peces, sino también a la cadena trófica. El
bacalao atlántico (Gadus morhua) se alimenta de diferente copépodos
(minúsculos crustáceos) y pequeños peces, mientras que el polar
(Boreogadus saida), con una dieta menos variada, se limita a ciertos
tipos de crustáceos. Por ello, si se reduce la cantidad de ese alimento
debido a la acidificación del agua, el bacalao ártico se quedará con
pocos recursos.
Para estudiar a fondo esa competencia entre especies y los efectos de
la acidificación, el proyecto de los investigadores del AWI incluye la
captura de ejemplares vivos y su transporte hasta los laboratorios en
Bremenhaven para estudiar su reacción a una caída del valor del Ph del
agua.
Los investigadores sospechan que la especie atlántica se puede
adaptar mejor a la creciente acidificación del océano y que, por tanto,
será capaz de desplazar a la especie ártica de su hábitat. Esto tendría
importantes consecuencias para el ecosistema ártico ya que el bacalao
es una parte importante de la cadena de alimento allí al ser presa de
aves y mamíferos marinos, como las ballenas y las focas, señalan estos
biólogos. La investigación es parte del programa de investigación
alemán BIOACID.
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