sábado, 26 de octubre de 2013

El cambio climático eleva toxicidad de algas que crecen en agua dulce

Un estudio publicado este viernes por la revista Science reveló que el cambio climático es causante del aparente aumento de la toxicidad en algunas floraciones de algas en lagos de agua dulce y estuarios de todo el mundo, lo que podría poner en riesgo a los organismos acuáticos, la salud del ecosistema y la seguridad del agua potable humana.
 
Conforme el enriquecimiento de nutrientes aumenta, mayor será la proporción de cepas productoras de toxinas de cianobacterias en las floraciones de algas nocivas, según alertaron profesores de la Universidad de Oregon y la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, ambas en Estados Unidos.
 
Las cianobacterias son algunos de los microorganismos más antiguos de la Tierra, que datan de aproximadamente unos tres millones de años, un momento en que el planeta estaba falto de oxígeno y estéril de la mayoría de la vida. Se cree que estas bacterias han producido el oxígeno que allanó el camino para la evolución de la vida terrestre.
 
Son muy adaptables y persistentes, de acuerdo con los investigadores, y hoy están nuevamente adaptándose a las nuevas condiciones de una manera que pone en peligro algunas de las vidas originarias.
 
Una que causa preocupación en particular es Microcystis sp, una cianobacteria casi omnipresente que crece en aguas cálidas, ricas en nutrientes, y estancadas de todo el mundo. Al igual que muchas cianobacterias, puede regular su posición en la columna de agua, y con frecuencia algas verdes como espumas cerca de la superficie.
 
La contrucción de presas, el aumento de las temperaturas y mayores concentraciones de dióxido de carbono, las sequías y la creciente escorrentía de nutrientes de las tierras urbanas y agrícolas están agravando el problema.
 
Una nueva investigación sugiere que la potente toxina hepática y posible carcinógena, microcistina, tiene un papel protector en las cianobacterias y les ayuda a responder al estrés oxidativo.
 
Debido a la flotabilidad y ubicación de las toxinas, los riesgos de exposición son mayores cerca de la superficie del agua, lo que plantea mayor peligro para las prácticas de natación, canoa y otros usos recreativos.

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