domingo, 27 de octubre de 2013

El pez león un problema para los arrecifes del mundo

Con 18 espinas venenosas, esta especie tiene razones de peso para no temer a nada y poder acabar con los arrecifes del mundo
Las aguas cristalinas alrededor de Bermuda son las más pintorescas que te puedas imaginar y los peces de colores brillantes que nadan ahí parecen salidos de una caja de crayolas.
Pero un serio problema se esconde detrás de la bella fachada: el pez león.
La especie no es nativa del océano Atlántico. El venenoso pez, que es rápido para reproducirse, es agresivo al buscar comida y podría comer cualquier cosa, y se atiborran tanto que desarrollan una enfermedad en el hígado. Sin predadores que los detengan —excepto el humano — estos animales son capaces de limpiar el 90% de un arrecife.
"La invasión del pez león es probablemente el peor desastre ambiental que debe enfrentar el Atlántico", dijo Graham Maddocks, presidente y fundador de la Ocean Support Foundation, que colabora con el gobierno y algunas agencias de investigación para reducir la población de esta especie en Bermuda.
Mientras el problema comienza a aumentar, muchos en el campo de la conservación marina están preocupados por la vida acuática que rodea al pez león.
El ecologista, James Morris, junto con el National Centers for Coastal Ocean Science (NCCOS) señalaron que aunque no sea la peor epidemia que el Atlántico haya tenido que enfrentar, sí tiene todos los elementos para convertirse en un desastre. El ambientalista dijo que el pez león ha traido un "gran cambio en la biodiversidad" y es a lo que él llama "el más abundante e invencible depredador en un arrecife de coral (en el Atlántico)".
El animal fue visto por primera vez hace una década y su población ha crecido rápidamente. La especie produce de 30,000 a 40,000 huevos en pocos días y maduran sexualmente a partir de un año. Actualmente se pueden encontrar en el Amazonas, las Bahamas, el Caribe y las aguas a lo largo de Carolina del Norte.
Al no ser una especie nativa, el pez león es especialmente peligrosa para el ecosistema, porque los peces originarios del Atlántico no tienen ese instinto natural para mantenerse alejados de ese depredador.
¿Cómo llegaron? Pregunten a Florida.
Los dueños de mascotas en ese estado son los culpables de su liberación en aguas ajenas. Lo creas o no, las evidencias de ADN señalan que todo el pez león del Atlántico proviene de seis de ocho hembras.
Los científicos te dirán que la solución compete a los humanos, el único predador conocido que podría salvar el ecosistema. Recientemente, me uní a Maddocks y su equipo para experimentar de primera mano la cacería del pez león.
Una misión de esta naturaleza requiere de la tecnología adecuada tanto para capturar la escena como para sobrevivir a profundidades extremas. Para bajar a más de 60 metros, Maddocks y su equipo utilizan rebreathers (unos tanques de buceo que son capaces de eliminar el CO2 y regenerar el oxígeno para respirar), que son más avanzados y requieren de un mayor entrenamiento que el tanque tradicional.
Tenemos tres cámaras GoPro Hero 3 (son a prueba de agua y funcionan a una profundidad de hasta 60 metros), dos de ellas van sobre la cabeza y una más en un tubo. También hay dos Sartec que pueden llegar a una profunidad de 76 metros y varias Liquid Image Egos que solo alcanzan los 40 metros.
Para obtener la velocidad de inmersión apropiada, el equipo va enganchado a una especie de monopatín que es capaz de mover a los buzos a 76.2 metros por minuto, y así pueden abarcar un área mayor.
Es muy laborioso capturar todo esto en video, pero documentarlo es de suma importancia. La grabación es valiosa porque permite a los investigadores indagar más sobre el comportamiento del pez león y es una contribución a la base de datos sobre la información que ellos han construido. El equipo también guarda las coordenadas de GPS y contabiliza los peces, anota el número de especies observadas, estudia los residuos estomacales de los animales capturados y más. Finalmente determinan si en el área investigada hay una diferencia 30 días después.
"Los científicos se pelean por la información", dice Maddocks.
Las inmersiones son aún más complicada debido al "tiempo límite". Cuando se trata de profundidades mayores a los 60 metros, los buzos entrenados solo pueden permanecer durante 25 minutos antes de quedarse sin aire y que su cuerpo se descompense. Nunca hay tiempo suficiente. A esta profundidad, el pez león en Bermuda está por todas partes, y el equipo puede atrapar a 16 antes de que el tiempo se acabe.
Llegó mi turno. Me uní a un equipo en una exploración a más de 30 metros, con lanza en mano para tener una experiencia real (estas armas son ilegales en las aguas de Bermuda, así que debíamos utilizar una elástica operada manualmente).
A pesar de nuestras armas, estaba asombrado de ver al pez león estático, como sin nada. Parecía que nos retaba, "vengan aquí y atrápenme". Con 18 espinas venenosas y sin depredadores tiene razón en no temer a nada.
A lo largo de Bermuda, los residentes también hacen su parte al tratar de controlar la población de este pez. Hay competencias en donde el animal es ofrecido como alimento y pueden ver playeras con frases como "Comerlos para vencerlos". Para los expertos como Maddocks, esto no es suficiente.
"Es una infestación", señala Morris al teléfono. "El oceáno Atlántico es un lugar grande, pero las áreas afectadas son de gran importancia".
Maddocks está de acuerdo.
"No sé si podamos detener la invasión. Esta no es una batalla que podamos ganar, solo mantener", comentó. "Los humanos comenzamos el problema. Es nuestra culpa que estén aquí. Debemos hacernos responsables y tratar de arreglarlo o por lo menos controlarlo".

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