Al igual que
los trabajadores de la salud de todo el mundo, el personal del Hospital
Rivadavia de Buenos Aires (Argentina) usaba hasta hace poco
dispositivos médicos de mercurio para mejorar la salud pero,
paradójicamente, contenían material muy tóxico.
ECOticias.
El aparato empleado tradicionalmente para medir la tensión
arterial y los termómetros para medir la fiebre contienen mercurio y,
cuando se rompen, el mercurio que contienen resulta muy contaminante
para el medio ambiente.
Al igual que los trabajadores de la salud de todo el mundo, el
personal del Hospital Rivadavia de Buenos Aires (Argentina) usaba hasta
hace poco dispositivos médicos de mercurio para mejorar la salud pero,
paradójicamente, contenían material muy tóxico.
Por ello, realizaron estudios y descubrieron que el mercurio que se
desechaba en el Hospital en una sola semana, generaba niveles
peligrosos de contaminación en el lago cercano durante todo un año.
De esta manera, la directiva del Hospital decidió eliminar
gradualmente los aparatos médicos que contenían mercurio y todos los
centros médicos de Argentina siguieron sus pasos.
La Organización Mundial de la Salud
ha incluido el mercurio entre los diez productos químicos más
peligrosos. Su uso puede provocar efectos perjudiciales en los sistemas
nervioso, digestivo e inmunitario, así como en los pulmones y los
riñones y una exposición excesiva puede ser mortal.
Según señala la Doctora Ana Boischio, Asesora en Toxicología de la
Oficina Regional para las Américas/Organización Panamericana de la
Salud, el mercurio es además muy dañino para el feto y “los bebés
expuestos a dosis, incluso relativamente bajas de mercurio en el útero,
pueden sufrir retraso intelectual en la infancia”.
Reconociendo estos riesgos, 147 gobiernos de todo el mundo acordaron
en enero de 2013 el proyecto de texto del Convenio de Minamata para
proteger la salud humana y el medio ambiente de las emisiones y
liberaciones de mercurio y de sus compuestos.
En el marco de las iniciativas mundiales sobre el mercurio, la OMS
ha trabajado activamente para promover que todos sus Estados Miembros
eliminen gradualmente los aparatos médicos de medición que contienen
mercurio. Desde 2008, Argentina, Filipinas, India, Letonia, Líbano,
Senegal y Vietnam están participando activamente en el Proyecto Mundial
sobre Residuos Sanitarios emprendido por la OMS, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
y la coalición “Salud sin Daño” para mejorar la gestión de los
residuos sanitarios y reducir al mínimo la liberación medioambiental de
mercurio y otros contaminantes.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
estima que, a nivel mundial, los dentistas utilizaron entre 240 y 300
toneladas de mercurio en los empastes dentales en 2005. En el Convenio
de Minamata se pide expresamente una “reducción progresiva” de las
amalgamas dentales con mercurio y países como Argentina ya han adoptado
medidas especialmente enérgicas contra la utilización de mercurio en la
atención odontológica reparadora.
El personal del Hospital Rivadavia ha pasado a usar termómetros
digitales después de que una investigación interna determinase que son
tan precisos y fáciles de esterilizar como los termómetros de mercurio.
Además, han descubierto que su uso supone un beneficio económico a
largo plazo dado que, si bien los termómetros digitales suelen ser más
caros, también duran más.
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