La obra de ingeniería, de nombre 'Marmaray', abarca 13
kilómetros para enlazar Europa con Asia a 60 metros bajo el estrecho del
Bósforo, y comenzará siendo utilizado por trenes de transporte
habituales
Turquía ha abierto este martes el primer túnel subacuático que
conecta dos continentes, un proyecto que habían querido realizar los
otomanos hace ahora más de un siglo.
La obra de ingeniería, de nombre 'Marmaray', abarca 13 kilómetros
para enlazar Europa con Asia a 60 metros bajo el estrecho del Bósforo, y
comenzará siendo utilizado por trenes de transporte habituales, para
finalmente dar cabida a trenes de alta velocidad y de carga.
"El proyecto 'Marmaray' une (...) los continentes de la histórica
Ruta de la Seda", ha asegurado el ministro de Transporte, Binali
Yildirim, poco antes de la inauguración del canal, que coincide con el
nonagésimo aniversario de la fundación de la moderna República de
Turquía.
El 'Marmaray' podría reducir el tráfico en un 20 por ciento en
Estambul, uno de los más congestionados del mundo con 1,5 millones de
viajeros cada día.
El túnel, que ha costado alrededor de dos millones de euros es uno
de los "megaproyectos" con los que el primer ministro, Recep Tayyip
Erdogan, pretende cambiar la percepción de Turquía. Entre los proyectos
se incluyen un canal de 50 kilómetros, un aeropuerto que se convertiría
en el más utilizado del mundo y una mezquita gigante en lo alto de una
de las montañas de Estambul.
Estos planes han disparado la ira de la oposición de Erdogan, que
considera este tipo de "proyectos faraónicos" un síntoma de un estilo
cada vez más autoritario del Gobierno, y que ha advertido acerca de las
catástrofes medioambientales que podría provocar en un país altamente
propenso a sufrir terremotos.
Erdogan, por su parte, ha argumentado que sus políticas se
explican por las necesidades de una población cada vez mayor y que se
expande a gran velocidad. "Las carreteras son civilización", aseguró
Erdogan la semana pasada. "Nuestros valores reconocen que no hay
obstáculos para las carreteras. Si hay una mezquita en un lugar donde
debe ir una carretera, tiraremos la mezquita y la construiremos en otro
lado", ha añadido.
Los planes para construir un túnel ferroviario por debajo del
Bósforo datan de al menos 1891, cuando el sultán otomano Abdulhamid, a
quien Erdogan evoca frecuentemente, ordenó a varios ingenieros franceses
que diseñaran un túnel sumergido que nunca llegó a ser construido.
FINANCIACIÓN DE "MEGAPROYECTOS"
A día de hoy, el 'Marmaray' es un tubo situado en el fondo del mar
que ha sido contruido por la empresa japonesa Taisei, en colaboración
con las turcas Nurol y Gama. La mayor parte de la financiación proviene
del Banco Japonés para Cooperación Internacional. Sin embargo, el dinero
para construir las otras infraestructuras será más difícil de conseguir
debido a la tensión económica a nivel global.
Según la analista de Global Source Atilla Yesilada, estos
megaproyectos podrían añadir más de 130.000 millones de euros a la deuda
externa, más allá del actual déficit, que el Fondo Monetario
Internacional (FMI) asegura que podría alcanzar el 7 por ciento de su
producción económica este año.
"Más allá de tener una utilidad social, algunos de estos
(megaproyectos) son proyectos de legado: Erdogan está intentando dejar
su huella en la historia de Turquía", ha asegurado Yesilada. "Es como un
faraón construyendo más pirámides para su nombre", ha añadido.
Turquía tiene programado gastar más de 180.000 millones de euros
en carreteras, energía e infraestructuras de telecomunicaciones durante
la próxima década. Sin embargo, el ministro de Transporte ha descartado
cualquier preocupación sobre la financiación.
"La mitad del mundo está en guerra, y la otra mitad en
ralentización económica, mientras Turquía está llevando a cabo uno de
sus proyectos más grandes", ha añadido. "No hay necesidad de estar
celosos", ha concluido.
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