Conforme este
enriquecimiento de nutrientes o "eutrofización" aumenta, mayor será la
proporción de cepas productoras de toxinas de cianobacterias en las
floraciones de algas nocivas
INNOVAticias.
El enriquecimiento de nutrientes y
el cambio climático están planteando una nueva preocupación cada vez más
importante: un aparente aumento de la toxicidad de algunas floraciones
de algas en lagos de agua dulce y estuarios de todo el mundo, lo que
pone en peligro los organismos acuáticos, la salud del ecosistema y la
seguridad del agua potable humana, según concluye un estudio que se
publica este viernes en 'Science'.
Conforme este enriquecimiento de nutrientes o "eutrofización"
aumenta, mayor será la proporción de cepas productoras de toxinas de
cianobacterias en las floraciones de algas nocivas, alertan los
científicos de esta investigación, profesores de la Universidad Estatal
de Oregón y la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, ambas
en Estados Unidos.
Las cianobacterias son algunos de los microorganismos más antiguos
de la Tierra, que data de alrededor de 3,5 millones de años, un momento
en que el planeta estaba falto de oxígeno y estéril de la mayoría de la
vida. Se cree que estas bacterias han producido el oxígeno que allanó
el camino para la evolución de la vida terrestre. Son muy adaptables y
persistentes, dicen los investigadores, y hoy están nuevamente
adaptándose a las nuevas condiciones de una manera que pone en peligro
algunas de las vidas que originalmente hicieron posible.
Una preocupante en particular es 'Microcystis sp', una
cianobacteria casi omnipresente que crece en aguas cálidas y ricas en
nutrientes y estancadas de todo el mundo. Al igual que muchas
cianobacterias, puede regular su posición en la columna de agua, y con
frecuencia algas verdes como espumas cerca de la superficie.
En un entorno con mucha luz y ambiente oxidativo, las
cianobacterias productoras de microcistinas tienen una ventaja de
supervivencia sobre otras formas de cianobacterias que no son tóxicas.
Con el tiempo, pueden desplazar las cepas no tóxicas, lo que resulta en
floraciones que son cada vez más tóxicas.
"Las cianobacterias son, básicamente, las cucarachas del mundo
acuático, que son el huésped no invitado que no acaba de salir", puso
como ejemplo Timothy Otten, investigador postdoctoral en la Facultad de
Ciencias y la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad de
Oregón, cuyo trabajo ha sido financiado por la Fundación Nacional de
Ciencia.
"Cuando se tiene en cuenta su historia evolutiva y el hecho de que
han persistido incluso a través de las edades de hielo y los impactos
de asteroides, no es de extrañar que sean tan difíciles de eliminar una
vez que han echado raíces en un lago", destacó. "En su mayor parte, lo
mejor que podemos hacer es tratar de minimizar las condiciones que
favorecen su proliferación", aconsejó.
Los investigadores no tienen un extenso registro histórico de
eventos floración y sus toxicidades asociadas para poner estas
observaciones en un contexto a largo plazo. Hay más de 123.000 lagos de
más de 10 acres de extensión repartidos en Estados Unidos y, en base a
la última Evaluación Nacional de los Lagos de la Agencia de Protección
Ambiental de Estados Unidos, al menos un tercio puede contener la toxina
que producen las cianobacterias.
La contrucción de presas, el aumento de las temperaturas y mayores
concentraciones de dióxido de carbono, las sequías y la creciente
escorrentía de nutrientes de las tierras urbanas y agrícolas están
agravando el problema.
Muchos grandes lagos eutróficos, como el Lago Erie se ven afectadas cada año por la proliferación de algas tan masiva que son visibles desde el espacio exterior.
Muchos grandes lagos eutróficos, como el Lago Erie se ven afectadas cada año por la proliferación de algas tan masiva que son visibles desde el espacio exterior.
Los investigadores que estudian las toxinas de cianobacterias
dicen que es improbable que su verdadera función sea la de ser tóxicas,
ya que en realidad son anteriores a cualquier depredador. Una nueva
investigación sugiere que la potente toxina hepática y posible
carcinógena, microcistina, tiene un papel protector en las
cianobacterias y les ayuda a responder al estrés oxidativo.
AFECTA AL AGUA POTABLE
Debido a la flotabilidad y ubicación de las toxinas, los riesgos
de exposición son mayores cerca de la superficie del agua, lo que
plantea mayor peligro para las prácticas de natación, canoa y otros usos
recreativos. Además, dado que las floraciones de cianobacterias se
arraigan y, por lo general, se producen cada verano en los sistemas
afectados, la exposición crónica al agua potable que contiene estos
compuestos es un asunto importante que necesita más atención, alertó
Otten.
"Los administradores de la calidad del agua tienen una amplia caja
de herramientas con opciones para mitigar los problemas de toxicidad de
cianobacterias, suponiendo que son conscientes del problema, y están
obligados a actuar", dijo este experto. "Sin embargo, no existen
regulaciones formales sobre cómo responder a estos eventos", lamentó,
tras solicitar que se aumente la conciencia pública sobre estos temas.
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