lunes, 28 de octubre de 2013

El cambio climático hace más tóxicas las algas en agua dulce

Conforme este enriquecimiento de nutrientes o "eutrofización" aumenta, mayor será la proporción de cepas productoras de toxinas de cianobacterias en las floraciones de algas nocivas
INNOVAticias.
El enriquecimiento de nutrientes y el cambio climático están planteando una nueva preocupación cada vez más importante: un aparente aumento de la toxicidad de algunas floraciones de algas en lagos de agua dulce y estuarios de todo el mundo, lo que pone en peligro los organismos acuáticos, la salud del ecosistema y la seguridad del agua potable humana, según concluye un estudio que se publica este viernes en 'Science'.
   Conforme este enriquecimiento de nutrientes o "eutrofización" aumenta, mayor será la proporción de cepas productoras de toxinas de cianobacterias en las floraciones de algas nocivas, alertan los científicos de esta investigación, profesores de la Universidad Estatal de Oregón y la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, ambas en Estados Unidos.
   Las cianobacterias son algunos de los microorganismos más antiguos de la Tierra, que data de alrededor de 3,5 millones de años, un momento en que el planeta estaba falto de oxígeno y estéril de la mayoría de la vida. Se cree que estas bacterias han producido el oxígeno que allanó el camino para la evolución de la vida terrestre. Son muy adaptables y persistentes, dicen los investigadores, y hoy están nuevamente adaptándose a las nuevas condiciones de una manera que pone en peligro algunas de las vidas que originalmente hicieron posible.
   Una preocupante en particular es 'Microcystis sp', una cianobacteria casi omnipresente que crece en aguas cálidas y ricas en nutrientes y estancadas de todo el mundo. Al igual que muchas cianobacterias, puede regular su posición en la columna de agua, y con frecuencia algas verdes como espumas cerca de la superficie.
   En un entorno con mucha luz y ambiente oxidativo, las cianobacterias productoras de microcistinas tienen una ventaja de supervivencia sobre otras formas de cianobacterias que no son tóxicas. Con el tiempo, pueden desplazar las cepas no tóxicas, lo que resulta en floraciones que son cada vez más tóxicas.
   "Las cianobacterias son, básicamente, las cucarachas del mundo acuático, que son el huésped no invitado que no acaba de salir", puso como ejemplo Timothy Otten, investigador postdoctoral en la Facultad de Ciencias y la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad de Oregón, cuyo trabajo ha sido financiado por la Fundación Nacional de Ciencia.
   "Cuando se tiene en cuenta su historia evolutiva y el hecho de que han persistido incluso a través de las edades de hielo y los impactos de asteroides, no es de extrañar que sean tan difíciles de eliminar una vez que han echado raíces en un lago", destacó. "En su mayor parte, lo mejor que podemos hacer es tratar de minimizar las condiciones que favorecen su proliferación", aconsejó.
   Los investigadores no tienen un extenso registro histórico de eventos floración y sus toxicidades asociadas para poner estas observaciones en un contexto a largo plazo. Hay más de 123.000 lagos de más de 10 acres de extensión repartidos en Estados Unidos y, en base a la última Evaluación Nacional de los Lagos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, al menos un tercio puede contener la toxina que producen las cianobacterias.
   La contrucción de presas, el aumento de las temperaturas y mayores concentraciones de dióxido de carbono, las sequías y la creciente escorrentía de nutrientes de las tierras urbanas y agrícolas están agravando el problema.
Muchos grandes lagos eutróficos, como el Lago Erie se ven afectadas cada año por la proliferación de algas tan masiva que son visibles desde el espacio exterior.
   Los investigadores que estudian las toxinas de cianobacterias dicen que es improbable que su verdadera función sea la de ser tóxicas, ya que en realidad son anteriores a cualquier depredador. Una nueva investigación sugiere que la potente toxina hepática y posible carcinógena, microcistina, tiene un papel protector en las cianobacterias y les ayuda a responder al estrés oxidativo.

AFECTA AL AGUA POTABLE

   Debido a la flotabilidad y ubicación de las toxinas, los riesgos de exposición son mayores cerca de la superficie del agua, lo que plantea mayor peligro para las prácticas de natación, canoa y otros usos recreativos. Además, dado que las floraciones de cianobacterias se arraigan y, por lo general, se producen cada verano en los sistemas afectados, la exposición crónica al agua potable que contiene estos compuestos es un asunto importante que necesita más atención, alertó Otten.
   "Los administradores de la calidad del agua tienen una amplia caja de herramientas con opciones para mitigar los problemas de toxicidad de cianobacterias, suponiendo que son conscientes del problema, y están obligados a actuar", dijo este experto. "Sin embargo, no existen regulaciones formales sobre cómo responder a estos eventos", lamentó, tras solicitar que se aumente la conciencia pública sobre estos temas.

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