viernes, 25 de octubre de 2013

Inglaterra quiere ser más duro con los objetivos del clima

La Unión Europea necesita recortar las emisiones de gases de efecto invernadero en un 50 por ciento en 2030 desde los niveles de 1990 para evitar los peores efectos del cambio climático, según un documento del Gobierno británico, que probablemente reavive el debate de si son asequibles unos mayores recortes.
Los costes de la energía han aparecido en la agenda política de toda Europa, donde los precios de la energía son alrededor del doble que en Estados Unidos.
Algunos países de la UE y la industria han culpado a los subsidios sobre la energía verde de aumentar los precios y dicen que la competitividad es una preocupación que provoca más presiones en tiempos de una economía frágil que los recortes en las emisiones.
La Comisión Europea, el Ejecutivo de la UE, espera revelar los objetivos de energía verde para 2030 a finales de este año.

"La UE necesita estar preparada para ofrecer un objetivo internacional de mitigación de gases de efecto invernadero de un 50 por ciento de reducción sobre las emisiones de 1990", dijo el documento británico, visto por Reuters.
No hubo nadie del Departamento de Energía y Cambio Climático británico disponible para hacer comentarios.
El documento se refiere al modelo científico de cómo recortar el calentamiento global en 2 grados centígrados, el límite que según los científicos impediría los efectos más devastadores del cambio climático.
Fuentes de la UE dicen que la Comisión quiere un recorte del 40 por ciento en las emisiones domésticas frente a los niveles de 1990 para 2030. Podría complementarse con hasta un 10 por ciento más de recortes que se conseguirían comprando créditos de dióxido de carbono en el mercado internacional.
Reino Unido se ha comprometido con unos profundos recortes de las emisiones para llegar a un objetivo de reducción del 80 por ciento para 2050.
En conjunto, la Unión Europea ya ha cumplido casi el objetivo de recortar las emisiones un 20 por ciento para 2020 respecto a 1990, como resultado de la menor demanda energética tras la recesión y el cambio a la energía ecológica, como la solar y la eólica.
Pero Polonia, por ejemplo, que depende fuertemente del carbón, ha tratado de condicionar cualquier promesa de la UE a que el resto del mundo se comprometa a hacer lo mismo. El mes que viene acoge en Varsovia unas conversaciones de la ONU sobre cambio climático como un paso para un nuevo objetivo mundial para 2015.

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