domingo, 27 de octubre de 2013

La Justicia correntina analiza el uso de agrotóxicos

Un equipo de especialistas impulsó y diagramó un trabajo para investigar a fondo el nivel de contaminación de la tierra y conocer en detalle el uso indiscriminado de plaguicidas en la provincia de Corrientes. El costo del trabajo no alcanzaba los 10 mil pesos. Una férrea oposición de las autoridades judiciales habría impedido concretar el estudio. En Corrientes, sobre en la denominada Cuenca del Río Santa Lucía, hay sospechas concretas de una contaminación grave.
Un proyecto conjunto entre profesionales locales y la Facultad de Ciencias Exactas y Agrimensura de la UNNe, confeccionó un plan de trabajo para instrumentar un Relevamiento del Impacto Toxicológico en Población y en el Medio Ambiente de la Cuenca del Río Santa Lucía.
La iniciativa cayó, y se sospecha que hubo llamativos obstáculos impulsados desde los altos mandos judiciales de Corrientes. Fuentes inobjetables aseguran que la negativa surgió desde el mismo STJ, que debía dar el aval para avanzar con el programa.
El mismo tenía por finalidad tomar un campo muestral de la totalidad de la población de riesgo, en una cantidad estimada de 125 individuos (entre ellos 50 menores) a quienes se les efectuaría tomas de muestras sanguíneas y de orina. También preveía muestras del agua de consumo y de riego y de vegetales de las propias huertas.
Desde el equipo de trabajo que impulsaba la medida aseveraron que “en Corrientes no existe aún un real estado de conciencia del riesgo que proviene del mal uso o abuso de químicos en la producción frutihortícola. Tampoco existe un censo o registro o padrón de trabajadores rurales y/o de sus familias. Los hospitales o clínicas de la zona en cuestión (la cuenca del Santa Lucía), tampoco están capacitados para realizar monitoreos”.


Alarmante
El informe agrega que “de manera preocupante debe considerarse un motivo de alarma los cada vez más frecuentes casos de leucemias, o aplasias o malformaciones congénitas en los nosocomios de la microrregión”
“La participación de los niños en el trabajo rural es una realidad innegable e imposible de desligar de la exposición a plaguicidas”, alerta el documento.
La situación incluye a toda la microrregión por cuanto, consta en el mismo informe, “el plaguicida arrastrado por el viento sobre escuelas o viviendas luego de las fumigaciones”.

Plaguicidas utilizados
Según análisis previos que motivaron la intención de analizar la zona exhaustivamente, en la zona mencionada se utilizan –entre otros- los siguientes plaguicidas:
Metamidofos: insecticida fosforado; es común que se lo use en dosis tres veces sobre la recomendada. Usado en quintas de verduras (para comercializarlas se espera que pase el fuerte olor que deja el veneno). Se usa en fumigadoras comunes (mochilas) por lo que es casi imposible que el producto no se rocíe sobre la propia persona que realiza el trabajo.
Endosulfán: Menos tóxico que el metamidofos, tiene los mismos usos y aplicaciones.
Clorpirifos: menos tóxicos que los anteriores. Muy usado en plantaciones de choclo (recolectados por menores, frecuentemente).
Atrazina: en reemplazo del glifosato, generalmente agregado al cultivo cuando se siembra, usado en campos de maíz.
Glifosato: anunciado como producto sin riesgo toxicológico, por lo que no se recomiendan elementos de protección personal. Usado en casi todos los cultivos, y principalmente en la soja. Su efecto persiste hasta dos años después de la fumigación.
A éstos plaguicidas –los mencionados- que no tienen prohibición alguna, existen otros que existen otros con prohibición parcial (también utilizados) y cuya presencia se ha detectado en agua superficial y hortalizas.

Cerca de los niños
Además, el informe alerta sobre plaguicidas y cultivos en que se utilizan donde participan niños.

Ahí aparecen:
Glifosato: pasa el tallo y el fruto. Usado en hortalizas de extracción (papa, batata, zanahorias y otras).
Organofosforados y carbamatos: usado en algodón, caña, tabaco, frutilla, hortalizas, frutales. En el tomate, se embebe el fruto antes de encajonarlo. Este trabajo es hecho por los niños.
Carbofurán: Muy tóxico. Usado en tabaco. Una práctica usual es poner maíz impregnado cerca de los cultivos para matar pájaros y evitar ataque a la cosecha.

Los objetivos del trabajo
Quienes impulsaban el trabajo de campo (médicos, bioquímicos, profesores) pretendían efectuar un relevamiento del impacto del uso de plaguicidas en la población rural y su medio. Los resultados serían puestos a disposición de las autoridades para tomar las medidas pertinentes.
Se buscaba lograr la concientización respecto del manejo responsable de estos productos y de la necesaria capacitación de los operarios y sus familias.

Resultados esperados
Se pretendía motivar a las autoridades sanitarias sobre la necesidad de realizar censos de operarios rurales expuestos a agroquímicos y confección de registro de productos usados como agroquímicos.
Concientizando a la vez sobre el peligro del uso indiscriminado e irresponsable de agroquímicos sobre el ser humano y el ecosistema.
Remarcar la importancia de los estudios químicos-ambientales para el monitoreo de la salud.

Obstáculos
Implementar el programa preventivo tuvo un obstáculo –según las fuentes- muy fuerte de las autoridades judiciales.
No se explica porqué razón se impidió contar con el elemento contundente para empezar a combatir una problemática que está instalada en Corrientes y que muchos eligen callar.
Se habla de una férrea oposición desde algunos integrantes del propio STJ.

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