Para nosotros la ciudad inteligente es aquella que es capaz de poner al día esta fábrica obsolescente de vivir que es la ciudad
Anna Boluda

Antoni Vives, Concejal de Urbanismo y Tercer Teniente de Alcalde del
Ayuntamiento de Barcelona, nos explica qué es una Smart City y qué
está haciendo Barcelona para serlo. Según él, una Smart City ha de
convertirse en "una herramienta para vivir mejor, que tenga contenido y
que sea autosuficiente a nivel energético".
¿De qué hablamos cuando hablamos de Smart Cities?
Depende de quién habla. Si habla la industria, en este momento se está hablando básicamente de vender aparatos en las ciudades. Si habla la academia, se refiere a algo relacionado con visiones de futuro que no sabemos si se producirán o no. Si hablan las ciudades, muchas veces la respuesta es el silencio, o una respuesta que se aproxima bastante a lo que ha dicho la última persona de la industria que ha entrado por la puerta vendiendo Smart Cities. Para nosotros era fundamental definir un modelo de ciudad inteligente, sin ir en contra de la industria, ni en contra de las visiones de la academia, y sobre todo sin nada que fuera en contra de la ciudad sino a favor de lo que las ciudades tienen que decir. Nos tenemos que situar como clientes de este nuevo modelo de ciudad. Queremos que la ciudad inteligente tenga contenido.
Para nosotros la ciudad inteligente es aquella que es capaz de
poner al día esta fábrica obsolescente de vivir que es la ciudad.
Nosotros vivimos de una manera muy similar a como vivíamos hace 150 o
200 años. Lo que se trata es precisamente de conseguir que la ciudad se
convierta en una herramienta para vivir, puesta al día. Si hacemos una
analogía, por ejemplo, en relación a cómo han cambiado los vehículos en
los últimos años, vemos que ahora son mucho más seguros y eficientes por
un precio más bajo respecto a las últimas décadas. Se ha añadido
inteligencia y se ha eliminado obsolescencia para tener productos
mejores. Pero eso no ha pasado en el mundo de la ciudad. Las ciudades,
básicamente, siguen haciéndose de la misma manera como se hacían.
Además, las ciudades no suelen hablar con los ciudadanos: es más, les
hablan a los especialistas en formas de estadísticas, pero los
ciudadanos no tienen percepción de que la ciudad dialogue con ellos. Y
debería hacerlo. La ciudad inteligente es la que nos permitirá vivir
mejor, relacionarnos mejor, trabajar mejor y facilitar la vida de todos
nosotros.
Depende de quién habla. Si habla la industria, en este momento se está hablando básicamente de vender aparatos en las ciudades. Si habla la academia, se refiere a algo relacionado con visiones de futuro que no sabemos si se producirán o no. Si hablan las ciudades, muchas veces la respuesta es el silencio, o una respuesta que se aproxima bastante a lo que ha dicho la última persona de la industria que ha entrado por la puerta vendiendo Smart Cities. Para nosotros era fundamental definir un modelo de ciudad inteligente, sin ir en contra de la industria, ni en contra de las visiones de la academia, y sobre todo sin nada que fuera en contra de la ciudad sino a favor de lo que las ciudades tienen que decir. Nos tenemos que situar como clientes de este nuevo modelo de ciudad. Queremos que la ciudad inteligente tenga contenido.
Algunas de las definiciones de Smart City hablan de la
implicación necesaria de varios factores: administraciones, ciudadanos,
eficiencia y sostenibilidad, y nuevas tecnologías. ¿Cuál es el papel de
la administración en este marco?
Nosotros lo vemos de otra manera. Pensamos que la ciudad necesita generar un modelo anatómico a compartir entre todos. La ciudad es un metabolismo, es la suma de un ecosistema con unas infraestructuras (redes, agua, producción, materia y circulación), organizada en unos nodos (vivienda, edificio, manzana, barrio, distrito ...), y que por fin todo esto se conecte y funcione bien necesita maneras de relacionar todos estos factores y una plataforma que pueda controlarlo. A esto nosotros lo llamamos la urbe '. Junto a esto está la 'civitas', que somos nosotros: la democracia, la calidad de vida, la participación ciudadana ... La suma de esta urbe 'y esta' civitas inteligentes nuevas, nos da la nueva polis, la ciudad inteligente.
Y la mejor ciudad del mundo no es la suma de las mejores cosas de
cada ciudad, eso sería un desastre. Lo mejor es saber cómo cada ciudad
puede acercarse a ofrecer la calidad necesaria para la vida de sus
ciudadanos. Y este camino se consigue poniendo inteligencia en las
ciudades. Además, si de verdad hay inteligencia en la ciudad, la ciudad
será capaz de hablarnos. Por ejemplo, ahora ya vamos circulando por la
ciudad y con un teléfono o un GPS sabemos por dónde ir o por dónde no,
podemos encontrar rutas alternativas ...
Nosotros lo vemos de otra manera. Pensamos que la ciudad necesita generar un modelo anatómico a compartir entre todos. La ciudad es un metabolismo, es la suma de un ecosistema con unas infraestructuras (redes, agua, producción, materia y circulación), organizada en unos nodos (vivienda, edificio, manzana, barrio, distrito ...), y que por fin todo esto se conecte y funcione bien necesita maneras de relacionar todos estos factores y una plataforma que pueda controlarlo. A esto nosotros lo llamamos la urbe '. Junto a esto está la 'civitas', que somos nosotros: la democracia, la calidad de vida, la participación ciudadana ... La suma de esta urbe 'y esta' civitas inteligentes nuevas, nos da la nueva polis, la ciudad inteligente.
Internet ha cambiado la manera como nos relacionamos, pero no ha
cambiado la manera como vivimos en las ciudades. Y tenemos que conseguir
que lo haga.
¿Cuál es la diferencia entre los conceptos de ciudad sostenible y de ciudad inteligente?
Nosotros hablamos de ciudad autosuficiente. La sostenibilidad es una
cuestión de inteligencia en estos momentos, por lo tanto son conceptos
que deben ir juntos. Pero sin un horizonte de autosuficiencia energética
sirve para muy poco.
Lo fundamental es pensar cómo podemos hacer que la ciudad, que es
una unidad de convivencia pero también una unidad productiva, sea capaz
de producir lo que necesita para seguir funcionando. Y creemos que esto
es posible con energías renovables.
¿Cuáles son pues, desde un nivel local, los retos más importantes en el ámbito energético y qué acciones hay en marcha?
Sin duda, caminar hacia la autosuficiencia energética. Occidente ha cometido dos o tres errores muy importantes: de entrada, hay periodos en que se ha dejado de creer en la democracia representativa, y eso es gravísimo. El segundo error es pensar que teníamos que expulsar la industria y convertirnos en sociedades de servicios. El tercer error está relacionado con las fuentes energéticas que utilizamos para vivir: hacer ver que podremos continuar mucho tiempo chupando energía de bajo tierra, sobre todo de lugares que no están cerca de dónde nosotros vivimos. Todos estos errores mezclados ponen en peligro la mejor realización del hombre, que son las sociedades ilustradas procedentes de la revolución francesa.
Sin duda, caminar hacia la autosuficiencia energética. Occidente ha cometido dos o tres errores muy importantes: de entrada, hay periodos en que se ha dejado de creer en la democracia representativa, y eso es gravísimo. El segundo error es pensar que teníamos que expulsar la industria y convertirnos en sociedades de servicios. El tercer error está relacionado con las fuentes energéticas que utilizamos para vivir: hacer ver que podremos continuar mucho tiempo chupando energía de bajo tierra, sobre todo de lugares que no están cerca de dónde nosotros vivimos. Todos estos errores mezclados ponen en peligro la mejor realización del hombre, que son las sociedades ilustradas procedentes de la revolución francesa.
Este es el camino por dónde iremos si no hacemos algunas cosas. Y un
factor fundamental es cambiar la manera cómo generamos energía para
vivir, que nos permitirá generar una nueva economía de la ciudad. Porque
en el proceso de adaptación a esta nueva manera de generar energía, se
generará una economía que permitirá que vuelva la industria hacia las
ciudades.
Para ello hay que aplicar el mundo mental que genera internet en las
ciudades. Si conseguimos tener muchos puntos de generación energética en
la ciudad, seremos capaces de distribuirla desde dónde sobra hasta
dónde hay déficit. Por ejemplo, podemos hacer que cada manzana del
Eixample sea un generador energético. Quizás algunas de ellas, como La
Pedrera, no podrían serlo, pero podrían recibir la energía de la manzana
de al lado. Podría ser generación de energía solar, mini-eólica,
geotérmica o biomasa, todas las opciones disponibles y las que todavía
no podemos ni imaginar.
En estos momentos tenemos en marcha dos concursos para hacer las dos
primeras islas autosuficientes en Barcelona: una en el paseo Valldaura y
otra en la calle Cristóbal de Moura. También estamos estudiando un plan
para ciudad Meridiana para actuar sobre edificios de los años 60 y
hacer que sean mucho más eficientes energéticamente e incluso que
algunos puedan ser también autosuficientes. Y estamos desarrollando el
plan mucho más amplio de autosuficiencia energética en la ciudad de
Barcelona.
Más allá de la energía, ¿qué otras acciones se están haciendo en Barcelona con el planteamiento de ciudad inteligente?
Lo primero que hemos hecho es trabajar en un marco que puedan compartir todas las ciudades del mundo, conjuntamente con la industria y la academia, para generar lo que llamamos 'protocolo de la ciudad', y que nos permite medir los objetivos de sostenibilidad, ecoeficiencia, generación de comunidad, etc.
Lo primero que hemos hecho es trabajar en un marco que puedan compartir todas las ciudades del mundo, conjuntamente con la industria y la academia, para generar lo que llamamos 'protocolo de la ciudad', y que nos permite medir los objetivos de sostenibilidad, ecoeficiencia, generación de comunidad, etc.
Este protocolo necesita ideas, desde la academia, y necesita
industria, desde las grandes corporaciones multinacionales a empresas
pequeñas locales. En este contexto hemos desarrollado el Smart City Campus,
En la parte norte del 22@, dónde queremos que empiecen a instalarse los
centros de investigación y de desarrollo industrial de este ámbito.
Son muchas las ciudades alrededor del mundo que tienen en marcha experimentos de Smart City. ¿Cuáles serían los más destacables?
Ejemplos pequeños hay en todas partes: en San Francisco, Boston,
Londres ... Pero creemos que ya ha llegado el momento de dar un salto:
se acabaron los callejones con pruebas piloto. En el mundo hay muchos
callejones con pruebas piloto, también aquí en Barcelona, como el Urban Lab
del 22 @, sensores de plazas de aparcamiento o de carga de los
contenedores de basura ... Y todo eso está muy bien, pero ya es hora de
convertirlo en un sistema, que funcione en todas partes y se perciba por
todos los ciudadanos. Este es el reto que tenemos.
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