El artículo afirmaba que el documento de estrategia que el Comisario de Energía, Günther Oettinger
ECOticias.

“La Unión Europea planea eliminar las primas a las energías
solar y eólica” fue un titular aparecido la semana pasada en el
Frankfurter Allgemeine Zeitung, del que se hicieron eco algunas
publicaciones anglosajonas. La noticia estaba bastante alejada de la
realidad y no tenía en cuenta múltiples factores.
El artículo afirmaba que el documento de estrategia que el Comisario de Energía, Günther Oettinger,
presentará el próximo mes en Bruselas incluirá planes para eliminar lo
antes posible las ayudas a la energía solar y eólica. Faltaban por
mencionar tres elementos vitales, que destaca la Asociación Europea de Energía Eólica (EWEA) en su blog:
1. El documento de Estrategia de la Comisión Europea que se
presentará el próximo mes trata sobre la política de energía renovable a
partir de 2020. Por lo tanto, es seguro afirmar que si se está pensando
en la eliminación gradual de incentivos a la energía renovable será a
partir de 2020.
2. Es importante distinguir entre las tecnologías renovables maduras
como la eólica terrestre, y las más incipientes, como la energía eólica
marina, que es muy posible que necesite apoyo después de 2020.
3. Lo que es necesario es una eliminación gradual de las ayudas para
todas las fuentes de energía maduras. La propia Comisión Europea
reconoce que los combustibles fósiles reciben cuatro veces más
incentivos que todas las energías renovables.
La energía eólica es cada vez más competitiva. Por lo tanto, la
eliminación gradual del apoyo sería posible en la UE después de 2020 en
tanto en cuanto se hiciese de una manera bien planificada y
transparente; en ningún caso de golpe o de forma retroactiva.
La industria eólica sabe que el apoyo de los gobiernos puede y debe
llegar a su fin, pero cuando llegue el momento adecuado. En el caso de
España, el debate ha llegado antes de lo previsto, acelerado por la
crisis económica. Nuestro Gobierno debe decidir ahora si quiere seguir
apostando por la eólica, cuando apenas le falta un empujón en forma de
unos mínimos incentivos para asegurar que se hagan los MW necesarios
para mantener con vida a la industria española mientras se sale de la
crisis. O dejar de hacerlo y tirar por la borda el esfuerzo y la
inversión de los últimos 20 años, lo que implicaría importar
aerogeneradores cuando quisiéramos –de lo que no hay duda es que
querremos- reactivar el sector para reducir la dependencia energética
española. En cualquier caso, la decisión no debe retrasarse.
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