El mar de Perú se tiñe de rojo con la muerte de hasta 15 mil delfines
al año a manos de pescadores que buscan la sangre y grasa de los
cetáceos para usarlos como carnada y atraer así a tiburones, a los que
les extraen sus cotizadas aletas, según denunció la ONG Mundo Azul.
"Hay entre 5 mil y 15 mil (delfines que mueren para ser carnada)... A ellos tendría que sumarse unos mil o 2 mil delfines que se usan para el consumo ilegal de carne. La misma flota que los usa como carnada es el proveedor de este mercado ilegal (de carne) también", dijo el director ejecutivo de Mundo Azul, Stefan Austermühle.
En un vídeo de la ONG se muestra la crueldad con la que actúan los pescadores sin que haya un control de las autoridades, pese a que en 1996 se declaró en Perú a los delfines como especie protegida por ley, por lo que se prohíbe su extracción, procesamiento y comercialización.
Las imágenes muestran cómo es capturado un delfín al que atraviesan con un viejo arpón, para después subirlo a la embarcación mientras sigue aleteando. El animal es golpeado repetidas veces con un palo de madera y finalmente muere desangrado en la cubierta del barco.
Los pescadores despellejan al delfín y separan en unos contenedores su carne, su grasa y sus órganos internos, para después lanzar lo que queda de su esqueleto al mar.
Austermühle señaló que Mundo Azul organizó dos salidas al mar con los pescadores, una en mayo y la otra en septiembre pasado haciéndose pasar por documentalistas, e indicó que él se pudo infiltrar en la segunda de ellas, en la que permaneció 24 días lejos de la orilla.
Según el director ejecutivo de Mundo Azul, los pescadores le contaron que los tiburones azules se sienten muy atraídos por los delfines, por eso los incluyeron como parte de su carnada compuesta por pescado y pota (molusco).
Aunque Austermühle no quiso dar muchos detalles de la travesía señaló que la caza de delfines se daba en puertos de Lima, Chimbote (norte), Ilo y Palpa (sur).
"Aquí hay claramente una actitud de conciencia, de que estaban haciendo algo ilegal pero no les importaba absolutamente nada porque tenían la seguridad de que nadie los iba a agarrar en mar abierto y que no les iba a pasar nada. Había falta de emoción, de sentir pena por el sufrimiento de los animales", dijo.
Tras la difusión del vídeo esta semana en Perú, el Ministerio de la Producción, autoridad encargada del tema pesquero, señaló en un comunicado que el país "está en contra de todo tipo de caza o captura ilegal de cualquier especie".
En el documento se indica que el ministerio "adoptará las medidas necesarias para frenar la caza ilegal de delfines y tiburones", por lo que se ha encargado al Instituto del Mar del Perú (Imarpe) que evalúe la situación.
Según el ministerio, el informe de Imarpe puede desencadenar la restricción temporal de la pesca y comercialización de tiburón por considerarse "el principal incentivo" para la caza de delfines.
Por su parte, el ministro del Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal, sostuvo que el vídeo "pone en evidencia información con la que no se contaba", además de exponer el "nivel de crueldad" con el que actúan los cazadores.
"Yo no creo que las personas que incurren en estas actividades ilícitas sean inconscientes de lo que están causando. Creo que son absolutamente conscientes, pero creo que hay una típica situación de egoísmo frente a la sociedad, de no importarles las consecuencias de lo que vienen realizando", afirmó Pulgar-Vidal.
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