Según ha
informado el IEO en una nota, el hábitat así constituido, ha sido
catalogado por la Red Natura 2000 con el código 1180 bajo el epígrafe
ECOticias.
Un grupo de nueve científicos del Instituto Español de
Oceanografía (IEO), en cooperación con el Instituto Hidrográfico de la
Marina, han estado embarcados durante 15 días a bordo del buque
oceanográfico Ramón Margalef para recabar toda la información científica
posible sobre la naturaleza de los fondos marinos del Golfo de Cádiz y
su biodiversidad, resaltando de este estudio, realizado mediante la
observación directa con robots submarinos, "un fuerte incremento en el
número de especies encontradas que podría alcanzar el millar, alguna de
ellas de inmenso valor natural y que nunca antes había sido citada en la
zona".
Según ha informado el IEO en una nota, el hábitat así constituido,
ha sido catalogado por la Red Natura 2000 con el código 1180 bajo el
epígrafe, 'Estructuras relacionadas con la expulsión de fluidos'. Este
"peculiar" ambiente submarino es "particularmente interesante" desde el
punto de vista científico y de la conservación de la naturaleza, por
facilitar la formación de substratos rocosos a partir de la actividad
bacteriana, que participa en la transformación del metano en enlosados
consolidados.
Esta circunstancia promueve una gran diversidad de tipos de
hábitats y de especies asociadas, lo cual "enriquece considerablemente"
los fondos marinos del Golfo de Cádiz. Los científicos han dispuesto de
un moderno Vehículo de Observación Remota (ROV) del modelo Super Mohawk
II denominado Liropus 2000.
También han empleado un prototipo de Vehículo de Observación
Remolcado (VOR) denominado Aphia 2012, desarrollado en el Centro
Oceanográfico de Málaga del IEO por el Grupo de Geociencias Marinas, que
permite obtener imágenes digitales simultáneas de video y fotografía de
muy alta definición.
La tecnología de última generación disponible a bordo del buque,
compuesta por sondas acústicas y de sísmica de muy alta resolución, ha
permitido realizar una prospección extremadamente respetuosa con los
diferentes tipos de hábitats marinos estudiados, al tratarse de métodos
no intrusivos con el medio.
El volumen de datos recogido durante la campaña ha sido enorme,
como demuestran las horas de grabación de video; 21 horas de grabación
de video HD; 15.000 fotografías HD; 36 estaciones de box corer que han
supuesto 80 submuestras de fauna y microbiología, y 150 para sedimentos;
y por último, 1.000 kilómetros de levantamientos batimétricos con
multihaz y topas.
Durante la expedición se ha podido constatar la presencia de un
elevado número de focos de emisión de fluidos, superior al que se había
registrado hasta la actualidad. Además, "se ha observado un fuerte
incremento en el número de especies encontradas que podría alcanzar el
millar, alguna de ellas de inmenso valor natural y que nunca antes había
sido citada en la zona".
El uso de la robótica submarina ha permitido recuperar, con "una
minuciosidad sin precedentes", imágenes de la actividad bacteriana
ligada a emisiones de gases, y de la vida submarina. Esta información de
detalle, según ha explicado, permitirá realizar "una meticulosa"
estimación de los valores naturales que interesan a la Red Natura 2000.
Esta es una iniciativa que está impulsada por el Instituto Español
de Oceanografía y que forma parte del proyecto Life+ Indemares, que
promueve la Comunidad Europea. El propósito del proyecto, coordinado por
la Fundación Biodiversidad, es generar conocimiento científico de
excelencia que facilite la gestión sostenible de la biodiversidad de las
aguas marinas españolas, teniendo como referencia los criterios
establecidos por la Red Natura 2000.
La expedición ha sido liderada por Luis Miguel Fernández y Víctor
Díaz del Río ha sido el responsable del proyecto, ambos investigadores
titulares pertenecientes al Grupo Gemar del Centro Oceanográfico de
Málaga del IEO.
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