“Esta especie pertenece al género Reseda
de la familia Resedáceas, próxima a las crucíferas –que incluye
plantas como la col, la mostaza y el rábano– y crece sobre sustratos
calizos en formaciones de matorral cercanas a la costa”
ECOticias.
La nueva especie de planta con flores, Reseda minoica, de la región Mediterránea oriental. / Santiago Martín Bravo et al.
Un artículo que publica la revista Annales Botanici Fennici describe una nueva especie de planta con flores, Reseda minoica,
de la región Mediterránea oriental, concretamente de Creta (isla de
Gavdos, la isla más meridional de Grecia), Chipre y el sur de Turquía.
“Esta especie pertenece al género Reseda de la familia
Resedáceas, próxima a las crucíferas –que incluye plantas como la col,
la mostaza y el rábano– y crece sobre sustratos calizos en formaciones
de matorral cercanas a la costa”, explica a SINC Santiago Martín
Bravo, coautor del estudio e investigador del área de Botánica de la
Universidad Pablo de Olavide de Sevilla (UPO).
La planta se encuadra en la sección Phyteuma del género Reseda,
un grupo de taxonomía compleja formado sobre todo por endemismos de
distribución restringida a áreas del oeste o del este del Mediterráneo,
lugares considerados de importancia crítica en la diversificación de
la flora mediterránea.
“Hasta ahora esta planta se había venido confundiendo con especies próximas como R. odorata, R. orientalis y R. balansae”, añade el investigador. Reseda minoica se distingue de estas otras especies por su menor número de estambres, el tamaño de las semillas y el color de los pétalos.
Según Pedro Jiménez Mejías, el otro coautor del estudio e
investigador también de la UPO, “la importancia de este hallazgo radica
en que Reseda minoica es el ancestro materno de una especie cultivada de origen híbrido, Reseda odorata,
utilizada desde la época romana por la fragancia de sus flores y cuya
esencia se empleó antiguamente en la industria cosmética. La
localización de una de las piezas de su origen (la especie madre), da
información de los mecanismos evolutivos que producen especies que luego
son útiles para el hombre”.
Además, los científicos consideran que es una planta “por el momento
rara”, que podría merecer protección para que no desapareciera. “Si
ello ocurriera, perderíamos parte del patrimonio genético vegetal del
Mediterráneo, con la consiguiente pérdida que en uso y oportunidad
puede suponer para el ser humano”, asegura Jiménez.
En cualquier caso, dado que la especie es de reciente
descubrimiento, no se descarta que los botánicos de las zonas donde
crece la empiecen a buscar y aparezca en más lugares.
Otras dos nuevas especies en África
Estos dos investigadores han participado además recientemente en el
hallazgo de otras dos nuevas especies de África pertenecientes al
género Carex de la familia de las Ciperáceas –que incluye especies como la chufa o el papiro–. Una de ellas, Carex rainbowii,
se ha encontrado en bosques de la cordillera de los Drakensbergs, en
la región de KwaZulu-Natal, en el este de Sudáfrica. La segunda, Carex modesti, solo se conoce en bordes de arroyo y turberas de una zona muy localizada de las montañas del sur de Tanzania.
La descripción de ambas especies constituye un buen ejemplo de la
importante proporción de biodiversidad que aún puede quedar por
descubrir, especialmente en zonas remotas del planeta, incluso en grupos
de seres vivos a priori bien conocidos como son las plantas con
flores.

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