Con objeto de
divulgar las amenazas del tratado, la organización ecologista ha
presentado hoy el informe “A Brave New Transatlantic Partnership” (Un
Desafiante Nuevo Tratado Trasatlántico)
ECOticias.
A pesar de la suspensión de la segunda ronda de negociaciones
del Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP por sus
siglas en inglés) entre Estados Unidos y la Unión Europea que debía
iniciarse hoy en Bruselas, Ecologistas en Acción considera que es
necesario “no bajar la guardia ante la amenaza de este nuevo Tratado de
Libre Comercio que, sin ninguna duda, ahondará en los recortes
sociales y perpetuará la crisis ambiental”.
Con objeto de divulgar las amenazas del tratado, la organización
ecologista ha presentado hoy el informe “A Brave New Transatlantic
Partnership” (Un Desafiante Nuevo Tratado Trasatlántico) en el que se
analizan los posibles impactos sociales y ambientales de liberalizar
–aun más- el comercio y las inversiones entre ambas potencias. El
informe, publicado por la red Seattle-to-Brussels -una red de
organizaciones europeas de la que forma parte Ecologistas en Acción-
refuta la tesis divulgada por la Comisión Europea de que el tratado
transatlántico derivará en la generación de empleo, y revela las
presiones de los principales grupos corporativos a ambos lados del
Atlántico para que las negociaciones eliminen derechos laborales,
sociales y ambientales.
El informe “A Brave New Transatlantic Partnership” pone de manifiesto
como los propios estudios de la Comisión Europea prevén la destrucción
de empleo en varios sectores industriales (electrónica, equipos de
transporte, metalúrgica, papel, servicios a las empresas o comunicación)
y agrarios (ganadería, agrocombustibles o azúcar). El argumento de
creación de empleo y crecimiento en momentos de crisis está siendo
instrumentalizado para neutralizar cualquier protesta en defensa de la
sanidad, los derechos laborales o el medio ambiente.
El informe explica además cómo las negociaciones comerciales entre
EEUU y la UE pueden desembocar en la supresión de regulaciones
laborales, ambientales o de seguridad alimentaria y sanitaria, a la vez
que puede suponer una merma en los libertades digitales. El tratado
tendría la capacidad de suspender a una gran cantidad de leyes
medioambientales y sanitarias como las que regulan la entrada de
productos transgénicos y tóxicos o las que actualmente limitan la
fractura hidráulica en Europa, pudiendo invalidar –en el caso ibérico-
leyes locales o autonómicas de prohibición del fracking.
El tratado puede a su vez poner en riesgo cualquier intento por
regular los mercados financieros, dado que la presión del sector
financiero se ha inmiscuido entre los bastidores de las negociaciones
para tratar de revertir algunas de las reformas financieras de los
últimos años, como las restricciones sobre el valor total de las
transacciones financieras.
En último lugar, el informe incide en que el acuerdo transatlántico,
de incorporar un más que probable capítulo sobre protección de las
inversiones, podría abrir las puertas a demandas multimillonarias en
tribunales internacionales de arbitraje contra reglamentos destinados a
proteger el interés público cuando éstos puedan suponer una “merma de
los beneficios de los inversores extranjeros”.
Ante el desafío a los derechos sociales, laborales y ambientales que
supone este acuerdo de libre comercio, varios sectores de la sociedad
civil europea -organizaciones de consumidores, grupos ecologistas,
sindicatos y diferentes asociaciones de ámbitos tan dispares como los
derechos humanos, la cultura libre o el comercio justo- están empezando a
movilizarse para confrontar lo que consideran una vuelta de tuerca en
el aumento del poder de las grandes empresas.
Tom Kucharz, portavoz de Ecologistas en Acción, explica así la
necesidad de movilización: “El tratado transatlántico podría ser más que
devastador en el momento actual, en que el poder económico y
financiero dictamina sin barreras el día a día de las políticas
públicas. No dudamos en que supondrá un aumento de la ola de recortes y
privatizaciones. Pese a la suspensión de las negociaciones por el
conflicto entre Obama y el Partido Republicano, sabemos que éstas no
tardarán en reanudarse, pues son una prioridad de la agenda neoliberal
de las elites a ambos lados del Atlántico. Por ello estamos organizando
una plataforma transatlántica con el fin de descarrilar las
negociaciones a la que invitamos a unirse a todos sectores movilizados
contra los recortes del Gobierno”.

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