"Existe un 
centro internacional para el estudio de la evolución en las  islas 
Galápagos. Me invitaron al segundo encuentro que celebran allí,  
precisamente en 2009, el año de Darwin”, explica Andrés Moya.
 INNOVAticias.
El archipiélago de Galápagos, 
compuesto por trece islas grandes,   cinco medianas y 215 islotes, 
constituye un paraíso natural para   cualquier biólogo. No solo por su 
rica biodiversidad, con una fauna y   flora únicas que les han dado el 
sobrenombre de “islas Encantadas”, sino   porque allí empezó a fraguar 
Charles Darwin su famosa teoría.
"Existe  un centro internacional para el estudio de la evolución en  
las islas  Galápagos. Me invitaron al segundo encuentro que celebran  
allí,  precisamente en 2009, el año de Darwin”, explica Andrés Moya.
Darwin  recogió allí parte del material que luego le serviría para  
desarrollar  su teoría de la evolución. “Solo hay que imaginar la  
sensación que se  tiene cuando uno se aproxima, al entrar mar adentro  
tras varias horas  de vuelo desde Ecuador. ¿Cómo llegaron allí las  
especies terrestres que  ahora la habitan?”, se pregunta Moya.
Para  Moya “lo más emocionante es llegar allí y pensar en cómo es  
posible que  hubieran evolucionado tantas especies en medio de la más  
absoluta nada,  a miles de kilómetros tanto del continente como de las  
primeras islas  de Oceanía”.
El investigador asegura que es imposible quedar  desilusionado ante  
tan singular flora y fauna. “Me impactó en especial  ver los pinzones,  
una de las especies que tanto cautivaron a Darwin”.
Un legado científico con nombre propio
Se  puede decir que las islas causaron tanto impacto en Darwin como  
Darwin  en las islas. “En varios enclaves de la isla de San Cristóbal y 
 en  otras islas hay esculturas y alusiones a Darwin. Incluso una 
escuela  de  San Cristóbal lleva su nombre”, explica Moya.
Las manadas de  leones marinos causaron una profunda impresión en  
Moya. “Observar a  pocos metros su apacibilidad y distribución, o las  
crías y el macho  controlando todo, fue una experiencia inolvidable”.
Las Galápagos  fueron declaradas parque nacional en 1959, lo que  
protege el 97,5% del  archipiélago. No obstante, el turismo masivo ha  
dañado la biodiversidad  de la isla, lo que obligó a tomar precauciones 
 al respecto y limitar el  número de visitantes.
“Se necesita un permiso especial”, aclara  Moya. “Existen agencias de
  viajes en Ecuador que tramitan la ida, pero  la autorización final la 
 da el Gobierno, porque intentan controlar el  número de personas que  
visita la isla”.

No hay comentarios:
Publicar un comentario