El Atolón
Palmyra, a 6 grados norte, soporta 175 pulgadas de lluvia al año,
mientras que una distancia igual en el lado opuesto de la línea
ecuatorial consigue sólo 45 pulgadas.
ECOticias.
Un rápido vistazo al mapa de precipitaciones del mundo muestra
que las mayores lluvias tropicales caen en el Hemisferio Norte. Un
nuevo estudio de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, y
publicado en 'Nature Geoscience', explica que el patrón se debe a las
corrientes oceánicas provenientes de los polos, a miles de kilómetros
de distancia.
El Atolón Palmyra, a 6 grados norte, soporta 175 pulgadas de
lluvia al año, mientras que una distancia igual en el lado opuesto de la
línea ecuatorial consigue sólo 45 pulgadas. Los científicos siempre
creyeron que se trataba de un capricho de la geometría de la Tierra, que
las cuencas del océano se inclinan diagonalmente mientras que el
planeta gira empujado las bandas tropicales al norte del ecuador.
Los resultados exhiben una característica fundamental del clima
del planeta y muestran que las aguas heladas afectan a las lluvias
estacionales, que son cruciales para el crecimiento de los cultivos en
lugares como la región del Sahel de África y el sur de India. En
general, los lugares más calientes son más húmedos porque el aire
caliente sube y la humedad precipita.
"Llueve más en el Hemisferio Norte porque es más cálido --explicó
el autor Dargan Frierson, profesor asociado de Ciencias Atmosféricas en
la Universidad de Washington--. Hemos encontrado que la respuesta a
qué hace que el Hemisferio Norte sea más cálido es la circulación de
los océanos".
Frierson y sus colegas utilizaron primero mediciones detalladas de
las nubes de satélites de la NASA y el Sistema de Energía Radiante de
la Tierra o CERES para mostrar que la luz solar proporciona en realidad
más calor en el Hemisferio Sur y así, por la radiación atmosférica, el
Hemisferio Sur debería ser el más húmedo.
Después de usar otras observaciones para calcular el transporte de
calor del océano, los autores utilizaron modelos informáticos para
demostrar el papel clave de la cinta transportadora oceánica que se
hunde cerca de Groenlandia, viajando a lo largo del fondo del océano a
la Antártida y luego sube y fluye hacia el norte a lo largo del
superficie. Si se eliminara esta corriente, se daría la vuelta a las
bandas de lluvia hacia el sur.
La razón es que a medida que el agua se mueve hacia el norte
durante muchas décadas se calienta gradualmente, llevando alrededor de
400 billones de vatios de potencia a través del ecuador. Durante muchos
años, se ha aceptado que las inclinadas cuencas oceánicas eran las
causantes de la asimetría de las lluvias tropicales, aunque, al mismo
tiempo, mucha gente no creía en esa explicación al ser un argumento
complicado y creen que para una cuestión tan importante suele haber una
explicación más simple, según Frierson.
EL CALENTAMIENTO GLOBAL PUEDE INVERTIR LA TENDENCIA
La corriente oceánica que parecer ser responsable se hizo famosa
en la película de 2004 "The Day After Tomorrow", en la que la premisa es
que esta circulación se cierra y hiela Nueva York. Aunque el cierre
repentino del que habla la película no va a sucecer, una desaceleración
gradual, que un reciente informe de las Naciones Unidas señaló como
"muy probable" para el 2100, podría cambiar las lluvias tropicales al
sur, según sugiere esta investigación, como probablemente sucedió en el
pasado.
La ralentización de las corrientes se predice por el aumento de la
lluvia y de agua dulce en el Atlántico Norte. "Esto es una parte más
de un gran y creciente cuerpo de evidencia que ha surgido en los
últimos 10 o 15 años que muestra cómo de importantes son las latitudes
altas para otras partes del mundo", recalcó Frierson.
El trabajo anterior de Frierson muestra cómo el cambiante
equilibrio de temperatura entre hemisferios influye en las
precipitaciones tropicales. Un análisis reciente de este investigador y
colaboradores vio cómo la contaminación de la revolución industrial
bloqueó la luz solar en el Hemisferio Norte en la década de 1970 y 80 y
cambió las lluvias tropicales en el sur.
"Muchos de los cambios en los últimos años se han debido a la
contaminación del aire --advirtió Frierson--. El futuro dependerá de la
contaminación atmosférica y el calentamiento global, así como cambios
en la circulación oceánica. Eso hará que las lluvias tropicales sean
particularmente difíciles de predecir".
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