jueves, 17 de octubre de 2013

Mapa de la electricidad atmosférica de la Tierra

Las corrientes eléctricas nacidas de las tormentas eléctricas pueden fluir por la atmósfera alrededor del globo, causando un nivel perceptible de electrificación del aire, incluso en lugares donde no hay actividad de tormentas. Pero durante mucho tiempo los científicos no han tenido un conocimiento cabal de cómo varía la conductividad en la atmósfera ni de cómo eso puede afectar a la trayectoria de las corrientes eléctricas.

Las investigaciones sobre la electricidad atmosférica registraron un importante impulso en la década de 1750, cuando varios científicos, incluido Benjamin Franklin, intentaron conocer mejor la naturaleza de los relámpagos. En el siglo XIX, se realizaron mediciones de los cambios en el campo eléctrico de la atmósfera desde el Observatorio de Kew, cerca de Londres, y ya en el siglo XX, el Carnegie, un barco hecho exclusivamente de madera, que no contenía absolutamente ningún material magnético, surcó el mar mientras se realizaban a bordo de él mediciones sobre la electricidad atmosférica que aún constituyen material de referencia en nuestros días.

Sin embargo, obtener una perspectiva global de la conductividad atmosférica ha sido tradicionalmente difícil, en parte porque la atmósfera no es estática. Los iones, que son los portadores de la corriente en el aire, son inyectados a la atmósfera superior por un bombardeo continuo de rayos cósmicos provenientes mayormente del centro de nuestra galaxia, y la atmósfera baja también recibe muchos a través de procesos como la desintegración radiactiva. Pero estos iones pueden dejar de contribuir a la corriente eléctrica de varias maneras. Pueden recombinarse entre ellos, hasta cierto punto, al unirse iones positivos y negativos, o pueden quedar enlazados a los aerosoles y a las gotas de agua. Una vez que quedan unidos a una partícula más pesada, como por ejemplo una gota de agua, se pierde su capacidad de conducir una corriente.Ahora, un equipo de investigación dirigido desde la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos, ha desarrollado un modelo del circuito eléctrico global de la atmósfera mediante la agregación de una capa adicional a un modelo climático creado por algunos de sus colegas del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica (NCAR), también en Boulder.

Los resultados obtenidos por el equipo de Andreas Baumgaertner muestran que la atmósfera por regla general conduce menos la electricidad sobre el ecuador y sobre el sudeste asiático, y la conduce mejor cerca de los polos, aunque la conductividad de la atmósfera cambia con la estación del año en cada región del mundo y también, por supuesto, con las condiciones meteorológicas específicas de cada zona y momento.

En la investigación también han trabajado Jeffrey Thayer y Greg Lucas, de la Universidad de Colorado en Boulder, así como Ryan Neely del NCAR.

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