Desde que el
Rey Carlos III creara en 1771 con el nombre de Real Gabinete de Historia
Natural el primer museo científico de España han pasado más de dos
siglos de ciencia y de un intento por aproximarla a los ciudadanos, que
han pasado de ser meros espectadores a los protagonista de instalaciones
interactivas.
El Real Gabinete de Historia Natural es desde 1913 el Museo
Nacional de Ciencias Naturales, que, si bien tuvo varias sedes, está
ahora ubicado en el Palacio de las Artes y la Industria de Madrid.
Su
director, Esteban Manrique, ha señalado a Efe que el museo se ha
mantenido de una manera "muy digna a pesar de los avatares" y ocupa el
quinto lugar europeo entre los museos de este tipo.
Éste no es el
único centro científico importante que se encuentra en la capital, donde
también están ubicados el Planetario de Madrid, el Real Jardín
Botánico, Cosmocaixa Madrid (Alcobendas) y el Museo Nacional de Ciencia y
Tecnología, que tiene también una sede en La Coruña que hoy ha sido
inaugurada por los Príncipes de Asturias.
El museo coruñés se
trata del último de los museos científicos que se han puesto en marcha
los últimos años en las comunidades en un intento por sacar la ciencia a
la calle, y que equipara a España, en palabras de su director, Ramón
Núñez, con los países de Europa.
El primer acelerador de
partículas instalado en España, la linterna que iluminó la Torre de
Hércules entre 1857 y 1904 o la cabina del Jumbo que trasladó el
"Guernica" a España son algunas de las piezas que se pueden observar en
esta sede coruñesa.
Este nuevo museo no es el único que alberga
esta provincia, que cuenta con una red de museos científicos que incluye
la Casa de las Ciencias -primer museo interactivo de titularidad
pública en España (1985)-, Aquarium Finisterrae y la Domus (dedicado al
ser humano).
Cataluña es otra de las comunidades en las que hay
significativos museos científicos, como el Ciencias Naturales de
Barcelona, cuyo origen se encuentra en el Museo Martorell, inaugurado en
1882.
El Museo de la Ciencia y la Técnica de Cataluña (Terrassa)
es otra de estas instalaciones, al igual que Cosmocaixa Cataluña,
ubicada en un antiguo edifico modernista de 30.000 metros cuadrados.
Los tres pertenecen, al igual que otros 22 museos, a la red de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología.
En
el País Vasco, entre otros, se encuentra el Kutxaespacio de la Ciencia,
que abrió sus puertas en 2001 y que en sus primeros diez años de
existencia recibió 1,4 millones de vistas.
Canarias cuenta desde
1993 con el Museo de la Ciencia y el Cosmos, dependiente del Cabildo de
Tenerife y el Instituto de Astrofísica de Canarias (tiene un planetario
con una cúpula de 6,5 metros).
En Las Palmas de Gran Canaria se
ubica el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología (1999), también con
un planetario, además de un invernadero, un taller de ciencia y
exposiciones de matemáticas, física, biología, medicina, etc.
Andalucía
alberga, entre otros, el Parque de las Ciencias de Granada, un museo
interactivo de más de 70.000 metros cuadrados que fue inaugurado en 1995
y está considerado como el espacio museístico interactivo más visitado
de la comunidad, y el Centro de Ciencia Principia, en Málaga, también
interactivo y creado en 1994.
En Castilla-La Mancha, Cuenca, se
encuentra el Museo de las Ciencias, que en su exposición permanente
trata de contribuir a la comprensión del ser humano y su relación con el
universo.
Castilla y León tiene en Valladolid el Museo de la
Ciencia y en Teruel Dinópolis que, además de un parque temático, es un
museo paleontológico que también se dedica a la investigación.
El
Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, de la Ciudad de las Artes y las
Ciencias está en la comunidad valenciana (diseñado por Santiago
Calatrava ha recibido más de 27 millones de visitantes desde 2000),
donde también está el Museo de Ciencias Naturales.
En comunidades
más pequeñas también existen este tipo de museos: en La Rioja, la Casa
de las Ciencias; Murcia, el Museo de la Ciencia y el Agua; y Baleares,
el Museo de Ciencias Naturales de Costitx.
En casi todos estos
museos las nuevas tecnologías han marcado un antes y un después en la
forma de mostrar las colecciones, en las que un público mayoritariamente
joven no sólo es un espectador pasivo, sino que toca y participa con el
objetivo de aprender. EFE
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