domingo, 20 de octubre de 2013

Los perezosos no son peluches

Si bien Colombia ha sido uno de los países pioneros en América Latina en cuanto a legislación y esfuerzos para trabajar en la prevención del tráfico ilegal de fauna silvestre, aún no se puede cantar victoria. "Hemos avanzado, pero en Colombia seguimos teniendo problemas de tráfico de fauna silvestre", señala Tinka Plese, directora de la Fundación Aiunau.

Esta organización no gubernamental sin ánimo de lucro se dedica a la conservación y el bienestar de la vida silvestre, Xenarthra en particular. Los Xenartros, al cual pertenecen los perezosos, son uno de los grupos de mamíferos más antiguos del Nuevo Mundo. Sus parientes son los osos hormigueros y los armadillos.

"Rehabilitamos animales silvestres capturados ilegalmente o heridos por cazadores furtivos o accidentalmente, para devolverlos a su hábitat natural, una vez se solucionan sus problemas de salud".

Si bien el rango de trabajo es amplio en cuanto a las especies que protegen, es al rescate de los perezosos a los que más tiempo y atención ha dedicado desde 1996. A tal punto que hoy se celebra, por tercer año consecutivo, el Día Internacional del Perezoso.

El propósito es llamar la atención sobre esta especie tan amenazada por el hombre.

"Su hábitat boscoso está siendo destruido y fragmentado poniendo las poblaciones de perezosos y otra fauna silvestre, en muchas regiones, en condiciones críticas de supervivencia", agrega Tinka.

¿Cuántos quedan y en qué condiciones están? "La respuesta la desconocemos. No existe un censo por la simple razón de que la información de base es de muy dudosa procedencia. Además, las corporaciones ambientales no la suministran", lamenta la directora de Aiunau.

Justamente esta ONG es la que, de manera constante, ha sido un medidor del tráfico de fauna silvestre, en particular sobre la vía a la Costa norte. "Ha habido controles pero es mucho lo que falta. Lo importante sería que todos, desde las Ong hasta el Gobierno, trabajemos en red", destaca Tinka Plese.

La mayoría de los perezosos se mueren en manos de sus captores o de sus compradores por la falta de los cuidados especializados que requieren, por falta de defensas y por traumas emocionales generados por la separación de su madre y de su casa, el bosque.

Estos animales dulces e indefensos, son extraídos de sus hábitats naturales y vendidos como mascotas a los ciudadanos desprevenidos e inconscientes de los impactos negativos de sus acciones. Los bebés y juveniles son agredidos en sus bosques, arrebatados del pecho de sus madres para ser vendidos como peluches vivientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario