La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) ha anunciado la existencia de
una nueva fuga de agua radiactiva de uno de los tanques de
almacenamiento subterráneos de la central nuclear de Fukushima-1, según
ha informado la cadena de televisión pública japonesa, NHK. El accidente
provocado por el terremoto y el tsunami que el 11 de marzo de 2011
arrasaron la costa costa de la prefectura japonesa es considerado el peor desastre nuclear de la historia, junto al de Chernóbil, en Ucrania.
El anuncio ha tenido lugar apenas un día después de que el primer
ministro de Japón, Shinzo Abe, resaltara que las filtraciones de agua
radiactiva están bajo control, si bien reconoció que siguen existiendo.
En este sentido, manifestó que las filtraciones están afectando un
área limitada ubicada en el interior del puerto de la planta, al tiempo
que recalcó que el Gobierno seguirá haciendo frente al problema a través de medidas preventivas.
El pasado 8 de agosto, el Ministerio de Economía, Comercio e
Industria de Japón reveló que diariamente se vierten al subsuelo 1.000
toneladas de agua desde la central nuclear, de las cuales unas 300 contienen sustancias altamente radiactivas que llegan al océano Pacífico.
Desde entonces, las fugas de agua radiactiva no han cesado y han
hecho que en el último mes los niveles de radiactividad en Fukushima-1
se hayan disparado hasta picos de 200.000 becquerelios por litro,
capaces de matar a una persona.
La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO)
sospecha que las fugas radiactivas se deben al desgaste de la resina
que une las placas de acero que forman los tanques en los que se
almacena el agua contaminada de Fukushima-1, a pesar de que se trata de
un compuesto especial, precisamente, para evitar la permeabilidad.
No obstante, la empresa ha admitido errores de todo tipo. Entre
ellos, que los trabajadores se dejaron abiertas las válvulas que
controlan la entrada de agua contaminada desde los reactores a los
tanques, la ausencia de contadores en todos los tanques y las escasas
patrullas alrededor de los tanques para comprobar que no hay fugas
radiactivas.
Asimismo, un informe del Comité Científico de la ONU sobre los
Efectos de la Radiación Atómica ha alertado esta misma semana de que los
criterios y métodos utilizados por las autoridades y empresas japonesas
para medir la radiación a la que estuvieron sometidos los trabajadores de la central nuclear
de Fukushima-1 después de la fuga radiactiva desestiman ciertas
radiaciones, por lo que el nivel global de las mismas podría ser hasta
un 20 por ciento superior a lo que se creía hasta ahora.
Fukushima-1 estaba preparada para un terremoto, ya que Japón se
asienta sobre una falla, pero no para un tsunami, por lo que el azote
del mar provocó varias explosiones de hidrógeno que hicieron que los
núcleos de algunos de sus reactores se fundieran parcialmente.
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