El docente e
investigador del Centro de Productos Bióticos del IPN, Mario Rodríguez
Monroy, indicó que “el árbol produce varios compuestos que afectan a los
insectos
ECOticias.
La Universidad Nacional (UN) en Medellín, en asocio con el
Instituto Politécnico Nacional de México (IPN), desarrolla un
insecticida a partir de las propiedades químicas del árbol de nim. Esta
especie, denominada por los hindúes “la farmacia del pueblo”, tiene
diferentes propiedades médicas que son útiles para controlar el cáncer,
las alergias y los parásitos, entre otras enfermedades. Ahora, luego de
un análisis de sus células, es estudiada por investigadores de ambas
instituciones con el fin de obtener un bioinsecticida efectivo para
controlar y matar insectos que afectan los cultivos, sin complicaciones
medioambientales.
El docente e investigador del Centro de Productos Bióticos del IPN,
Mario Rodríguez Monroy, indicó que “el árbol produce varios compuestos
que afectan a los insectos: los mata, les provoca malformaciones y
altera su ciclo de vida”. Y agregó que, con el estudio, han logrado
“aislar las células en frascos específicos y comenzado estudios para
hacerlas crecer en biorreactores”.
Una de las ventajas de obtener el insecticida a partir de las
bondades biológicas del nim es que su uso redunda en el cuidado del
entorno natural. Pues, a diferencia de productos químicos, no es tóxico y
sus moléculas tienen un impacto específico sobre insectos-plaga, es
decir, no afecta a otros seres vivos, como los peces, por ejemplo.
Propuestas como esta tienen el objetivo de “escalarse”, proceso
comprendido como la adaptación a grandes cantidades. “En el laboratorio
estudiamos cuáles son las condiciones de luz y temperatura de un medio
de cultivo, tenemos que conocer la planta y en qué condiciones producen
sus sustancias biológicas”, explica Rodríguez Monroy.
Luego de tener estas características se desarrolla el adelanto
tecnológico, para hacer que las células que componen las plantas
vegetales puedan crecer de manera masiva en recipientes denominados
biorreactores (en volúmenes de 10 mil y 75 mil litros).
El proyecto específico de bioinsecticidas hace parte del campo de
bioprocesos y escalamiento. Este debe entenderse como el uso de
metabolitos secundarios en cantidades industriales, es decir, de
productos obtenidos de las plantas para elaborar fármacos, colorantes o
insecticidas. Los expertos señalan que la estrategia obedece a que
muchas veces estas sustancias se obtienen de plantas silvestres que no
se pueden cultivar y que, por esa razón, con tecnología moderna, se
acelera el crecimiento de las células de las plantas en laboratorio.
El proyecto, en el que vienen trabajando conjuntamente la institución
mexicana y la Escuela de Química de la Facultad de Ciencias, cuenta con
pruebas y cultivos en los dos países. Y sus resultados se conocieron en
el Curso internacional de escalado de bioprocesos y entrenamiento en
operación en biorreactores, que tuvo lugar en la sede de la UN en la
capital antioqueña.
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