martes, 15 de mayo de 2012

'Hay demanda de productos sencillos, innovadores y con beneficios ambientales'

Hace cinco años Meritxell Hernández y Jordi Mas fundaron Marca Diferencia, una empresa de soportes medioambientales que quiere darle otra cara a las campañas de concienciación.
 Sostenible.
Meritxell Hernández es cofundadora de Marca Diferencia, una pequeña empresa que ofrece soluciones creativas e innovadoras para dar respuesta a los actuales retos ambientales, mediante productos y servicios únicos con un fuerte componente de concienciación medioambiental. Sostenible habla con ella para que nos explique el origen de su proyecto y nos presente uno de sus productos estrella: el Boc'n Roll, que ya ha vendido un millón de unidades.





Hace cinco años Meritxell Hernández y Jordi Mas fundaron Marca Diferencia, una empresa de soportes medioambientales que quiere darle otra cara a las campañas de concienciación. Empezaron con una sola idea, y ahora continúan creando nuevos productos que tienen muy buena acogida tanto aquí, como fuera. Patentaron el Boc'n Roll, un envoltorio reutilizable para bocadillos, que pronto se podrá encontrar en comercios de media Europa.
¿A qué se dedica exactamente su empresa?
Nuestro objetivo es crear soportes medioambientales. Es decir, crear productos originales y con un mensaje incorporado. Son productos con utilidad y con beneficios ambientales directos, además de servir de apoyo a una campaña de concienciación. Conjugamos simplicidad, utilidad e impacto. Y parece que esta combinación funciona bien.
¿Cómo surgió la idea?
Tanto Jordi Mas, mi socio, como yo, somos ingenieros y nos habíamos conocido estudiando en Londres. Al volver, cada uno trabajó en otras empresas de producción industrial, pero siempre teníamos la inquietud de montar algo propio. Después de realizar un máster de dirección de empresas, nos decidimos a dar el paso.
La idea concreta de la empresa surgió a raíz las campañas que se estaban haciendo en aquellos momentos sobre el ahorro de agua-momento en el cuál había una fuerte sequía-, y a menudo nos llegaban folletos a casa con consejos, qué podíamos hacer, etc. Y nosotros pensábamos que esto era bastante ineficaz, porque a veces no lo llegas ni a leer; del buzón va directamente a la basura.
Entonces tuvimos la idea de crear algo que, además de transmitir la idea de la campaña, fuera útil. Y así creamos el reductor volumétrico, que es una bolsita de plástico que llega doblada y ocupa muy poco, facilitando así su envío; pero que se puede llenar con litro y medio de agua con un poco de sal y ponerse dentro de la cisterna del inodoro. De esta manera, cada vez que se estira de la cadena, se ahorra esta cantidad de agua.
La bolsita se puede imprimir con el mensaje que se quiera, como si fuera un folleto, pero el hecho de ser innovador, diferente y tener una utilidad despierta mucho más el interés que un simple papel. Y, además, la persona que lo recibe puede poner en práctica uno de los consejos que se le están dando. Así es como empezamos, con un solo producto y dirigiéndose a instituciones públicas de toda España, que son las que hacen las campañas de ahorro de agua. Del reductor vendimos más de un millón de unidades.

¿Qué productos tiene ahora en el mercado?
El éxito del reductor volumétrico nos hizo ver que había un gran nicho de mercado, porque los ayuntamientos y otras instituciones valoraban mucho tener nuevas opciones a la hora de hacer las campañas medioambientales, con productos y soportes diferentes. Y a nosotros siempre nos han gustado mucho estos temas.
Entonces creamos unas ruedas informativas, que presentan la información de manera más interactiva que un díptico o similar, sobre diferentes temas: ahorro de agua, energía, reducción y separación de residuos... Incluyen diferentes consejos y se pueden pegar en la nevera. También comercializamos bombillas de bajo consumo y varios tipos de bolsas reutilizables, para ir de compras o de rafia para poner la basura separada. Y siempre con la posibilidad de imprimir mensajes personalizados para cada entidad, empresa o comercio. Y hemos editado la guía '¿Esto dónde va?', que explica a qué contenedor debe ir cada tipo de residuo.
En todos los casos la filosofía es la misma: productos útiles y de coste reducido, y que a su vez ocupen muy poco lugar, que sean prácticos incluso a la hora de guardarlos.
Y después, siguiendo esta línea, nos vino a la cabeza la idea del Boc'n Roll.
El Boc'n Roll es, sin duda, su producto estrella. ¿Cómo lo concebisteis?
En realidad la idea fue de la abuela de mi socio. Buscábamos alguna manera de sustituir el papel de aluminio para envolver los bocadillos, y ella nos recordó que antes se usaba un hatillo de tela para llevar la comida. Con esta idea creamos el Boc'n Roll, que es una envoltura de tela y plástico reutilizable, adaptable a diferentes formas y tamaños, que se puede lavar y es muy fácil de usar. El nombre ya quiere describir lo que hace: enrollar un bocata.
En el caso de este producto nos enfocamos sobre todo en escuelas, además de instituciones públicas, y también es el primer producto que hemos vendido de forma directa al consumidor en tiendas. Y lo que habíamos pensado para los niños ahora también lo usan adultos que llevan el desayuno a la oficina. Los usuarios han visto que es útil, evita el uso del papel de aluminio, con lo cual ahorran residuos y dinero, y es cómodo de llevar y limpiar. Hemos vendido alrededor de un millón de unidades, hasta ahora, y ya hemos empezado a abrir más mercados.

¿Hacia qué nuevos mercados os orientáis?
Por ahora ya se nos conoce bastante en Cataluña, y también en otras partes del estado español. Pero queremos ir más allá y estamos tratando de introducir el Boc'n Roll en Europa, y también en Sudamérica. Lo que tenemos más avanzado es la distribución en Francia, Italia, Alemania, Suiza, Austria y Holanda, y pronto empezaremos también con Portugal y el Reino Unido, que es uno de los países que más bocadillos come. Nos hemos dirigido de entrada a países con hábitos de consumo similares a los nuestros, que tengan costumbre de comer bocadillos. En Sudamérica estamos trabajando ya en la introducción en México.
Y además, estamos diseñando nuevos productos para facilitar la reducción de residuos.

¿Dónde y cómo se fabrica el Boc'n Roll?
De entrada tratamos de encontrar, tanto en el caso del reductor volumétrico de agua como en el del Boc'n Roll, proveedores cercanos. Pero no los encontramos, y finalmente optamos por hacer la producción en China. Con las empresas con las que trabajamos allí les hacemos firmar un compromiso ético de responsabilidad social y laboral, y deben cumplir la legislación ambiental de su país.
Además de crear y comercializar productos con beneficios ambientales, ¿también tiene un compromiso en esta línea en la gestión de la empresa?
Desde que empezamos la empresa hemos dado el 0,7% de nuestros beneficios a Intermon Oxfam para programas relacionados con el agua, y ahora estamos buscando nuevas alternativas de colaboración con otras entidades. Siempre hemos querido ser socialmente responsables. Y en cuanto a medidas ecológicas, tratamos de aplicar todas las posibles en la empresa. Por ejemplo, nosotros nunca imprimimos. Incluso hemos sustituido el fax para una aplicación digital que evita tener que gastar papel.
Muy poco después de poner en marcha su empresa, comenzó la crisis económica. A pesar de esta situación, ¿es un buen momento para ser eco-emprendedores?
 
Yo creo que sí. Ahora lo que falta es precisamente diferenciarse del resto en los productos que ofreces, y esta es una vía. Ahora más que nunca es el momento de innovar. Si consigues hacer un producto útil, sencillo, atractivo, asequible para todos los bolsillos y que aporta un beneficio ambiental, tienes muchos puntos. Aún mejor si aportas un beneficio económico, porque por ejemplo en el caso del Boc'n Roll, dejar de usar papel de aluminio puede suponer un ahorro de más de 30 euros al año. Si lo piensas bien, este tipo de productos incluso tienen más sentido precisamente en tiempos de crisis. Momentos en los que hay demanda de cosas innovadoras y diferentes.
Yo animaría a todos a hacerse emprendedor, a llevar adelante sus ideas innovadoras y que den un valor añadido. Es una gran satisfacción no sólo poder trabajar para uno mismo, sino poder hacer lo que realmente te gusta y, además, sentir que estás aportando de alguna manera beneficios a la sociedad. Es muy gratificante.

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