La Fundación
Renovables pide al Gobierno español que, en el próximo Consejo de
ministros de Energía de la Unión Euroepa, respete y defienda los
objetivos europeos de ahorro y eficiencia energética
ECOticias.
El Consejo informal de ministros de los 27 rebaja un 62 por
ciento los objetivos, fundamentalmente en el compromiso para los
edificios públicos. La reducción de los objetivos de la Directiva de
Eficiencia compromete el conjunto de la política energética de la Unión
Europea. Los criterios de los lobbies eléctricos y grandes consumidores
han relegado el ahorro y la eficiencia.
La Fundación Renovables pide al Gobierno español que, en el próximo
Consejo de ministros de Energía de la Unión Euroepa, respete y defienda
los objetivos europeos de ahorro y eficiencia energética del 20% para
2020, esenciales para disminuir la dependencia energética del exterior,
reducir los costes de la energía y alcanzar los objetivos de lucha
contra el cambio climático. Según un documento interno de la Comisión
Europea, al que ha tenido acceso la Fundación Renovables y que
adjuntamos, el pasado 19 de abril el Consejo informal de ministros
responsables de Energía de la UE rebajó los objetivos de ahorro de la
propuesta de Directiva de Eficiencia Energética cerca de un 62%,
reduciendo los 151,5 Mtep previstos a 58,1 Mtep como objetivo para 2020.
Se da la circunstancia de que la propuesta de nueva Directiva fue una
iniciativa de la Comisión Europea para asegurar el cumplimiento del
objetivo de ahorro del 20% de consumo de energía en 2020 al que se
comprometieron todos los Estados miembros y permitir alcanzar objetivos
incluso más ambiciosos. La Comisión, ante la evidencia de que las
medidas adoptadas por los gobiernos europeos solo permitirían cumplir la
mitad del objetivo original del 20%, lanzó en su día esta propuesta de
nueva Directiva con medidas más decididas y mayores objetivos.
Ahora el acuerdo del Consejo informal cuestiona el cumplimiento de
los objetivos energéticos de la Unión Europea, pues al rebajar
significativamente el de ahorro energético, no solo será imposible
cumplir en 2020 el reducir un 20% el consumo de energía sino que será
difícil cumplir, a su vez, el 20% de consumo de renovables y el 20% de
reducción de emisiones de CO2 ya que la mayor eficiencia energética
condiciona el éxito en los otros dos objetivos. Según cálculos de la
Comisión Europea, el cumplimiento del objetivo de ahorro del 20% de
energía en 2020 sería suficiente para lograr una reducción de emisiones
del 25%, por lo que la eficiencia energética es una herramienta
imprescindible para que Europa pueda continuar liderando la lucha
mundial contra el cambio climático.
La política energética de Europa del 20+20+20 en 2020 queda así en
peligro de incumplimiento ante la adopción de políticas que alientan la
continuidad de una economía basada más en el uso de los combustibles
fósiles y en la dependencia de las importaciones energéticas, relegando
la que debe considerarse como primera riqueza energética, que es el
ahorro y la eficiencia. En el Consejo informal de energía han
predominado los criterios de los lobbies eléctricos y de grandes
consumidores, contrarios a un cambio de modelo energético.
La significativa rebaja a los objetivos de la propuesta de Directiva
de Eficiencia se centra en la reducción de los compromisos de las
administraciones públicas en los edificios públicos y en la contratación
pública, en reducir los objetivos de ahorro que se establecían para las
compañías distribuidoras y en retirar la obligatoriedad de la
cogeneración. No resulta difícil saber de dónde vienen las resistencias
al fomento del ahorro de energía.
Si hasta ahora, según el análisis de la Comisión Europea, sólo se
cumpliría la mitad del objetivo para 2020, de triunfar este acuerdo no
se cumplirá ni el 50%. En un contexto de precios elevados de los
combustibles fósiles y de fenómenos climáticos que hacen más grave la
dependencia energética de Europa, no se entiende que los Estados
miembros rechacen objetivos más ambiciosos y que van a ser necesarios en
esta misma década.
La Directiva ya no se va a aprobar en la presidencia danesa. Es un
fracaso de Dinamarca que, en su semestre, había hecho de esta Directiva
un objetivo importante y un éxito de las compañías distribuidoras y
comercializadoras de energía, empeñadas en retrasar todo lo que suponga
reducciones en su facturación.
No se conoce cuál ha sido la posición de España, pero a la vista de
las medidas adoptadas de moratoria renovable, anulación de los fondos
destinados a los planes de ahorro y eficiencia energética y el apoyo a
un mix basado en los combustibles fósiles y la energía nuclear, no
parece que el ahorro de energía sea una prioridad en estos momentos. Es
más, como efecto de la crisis y el descenso de la demanda energética,
España se ha instalado en la complacencia de pensar que vamos muy
adelantados en los objetivos de 2020 y que podemos permitirnos no hacer
nada hasta 2017 porque vamos por delante de Europa cuando en realidad
todas las tecnologías van con retraso en su cumplimiento respecto a la
senda indicativa que se estableció en el PANER. Este espejismo de la
complacencia oculta que nuestra mayor dependencia e intensidad
energética supone una grave pérdida de competitividad con la UE y
haríamos bien en ser más ambiciosos en aquellas tecnologías que
dominamos y no importamos como son las de la eficiencia energética y las
de las renovables y no quedarnos en objetivos de mínimos cuando tenemos
capacidad para mucho más.
“Es llamativo que un gobierno empeñado en recortar y ahorrar en todo desprecie el ahorro de energía. España debería ser la primera en defender políticas y objetivos más ambiciosos de ahorro y eficiencia energética, ya que importamos el 87% de la energía que consumimos y que tenemos una intensidad energética un 20% superior a la media europea”, ha declarado Javier García Breva, presidente de la Fundación Renovables.
La Fundación Renovables reclama del Gobierno una profunda reforma
energética con decididas políticas de ahorro y eficiencia porque
recortar y paralizar más renovables, que es lo que se ha hecho hasta
ahora, no supone sino retrasar las decisiones que pongan a disposición
de la economía española y de la creación de empleo un modelo energético
basado en el ahorro de energía y en las tecnologías renovables que
constituyen el principal cambio tecnológico del siglo XXI.
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